LA PAZ
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Mujeres recicladoras: ‘estamos desde las siete de la noche a una de la mañana’

AGENCIA DE NOTICIAS AMBIENTALES 

Mujeres que en varias zonas de la ciudad de La Paz se dedican al reciclaje desde que empieza a oscurecer hasta las primeras horas de la madrugada, expusieron sus productos en el marco del lanzamiento del proyecto “Ciudades y espacios seguros para mujeres recicladoras” que se realizó a mediados de esta semana en los espacios del museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef).

Este proyecto de reciclaje es financiado por la agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y cuenta con el apoyo de ONU Mujeres Bolivia y pretende apoyar a las mujeres que se encuentran en situación de desprotección o que sufren marginamiento, pues en nuestro país, en este caso en La Paz, durante los últimos tiempos se han venido registrando graves casos de abuso y maltrato a las mujeres.

Al respecto, hizo referencia Ariel Ramírez, director de la fundación Munasim Kullakita, creada con el objetivo de acompañar procesos de inclusión social de personas en situación de sufrimiento social, basados en la interacción de la comunidad e instituciones estatales como entes inclusivos, para la promoción y protección de los derechos humanos que mejoren sus condiciones de vida, ayudando a atenuar las situaciones de vulnerabilidad y riesgos que corran niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias.

“Esto ante todo tiene el objetivo de revalorizar las acciones que ellas van realizando en a ciudad de La Paz en el tema de reciclaje, pero no dar solamente este enfoque de reciclaje; sino también poderles apoyar en la reivindicación de sus derechos, porque muchas de ellas son víctimas de violencia, provienen del esposo de familias monoparentales y ante todo también son víctimas de exclusión y marginación”, explicó el titular de la institución que cuenta además con otros proyectos y programas sociales.

Un oficio digno


Es en la noche cuando las recicladoras deben rescatar los restos que pueden ser vueltos a usar (Foto V. Ledezma)

Las vemos escarbando en los contenedores de basura para rescatar aquellos materiales que pueden ser reusados como botellas de vidrio, plásticos y otros materiales. Muchas mujeres se dedican a labores de reciclaje con el fin de obtener algunos ingresos económicos que les ayuden a paliar sus principales necesidades, labores que son arduas y los horarios para rescatar los materiales no son precisamente muy cómodos.

“Sí, claro, de El Alto, de La Paz, de aquí, vamos a reciclar, bajamos a las siete, una de la mañana nos vamos, hay ratos a las diez cuando nos hay, y cuando no hay estamos hasta tarde, ello nos permite algunos ingresos para alquiler, luz agua, porque vivimos en alquiler nomás también, porque para nosotros no hay trabajo”, comenta Manuela Choque, una mujer recicladora de la tercera edad y presente en el lanzamiento del proyecto.

Por su parte Sofía Quispe, también una mujer recicladora que en su caso radica en la ciudad de El Alto, comentó sobre la motivación por las tareas del reciclaje, que es algo más que acopiar los materiales de la basura, pues si no los venden directamente a empresas recicladoras, deben procesarlos hasta darles una segunda vida que permita un nuevo uso.

“Bueno, a nosotras nos ha motivado para reciclar, hemos visto que de reciclado podemos sacar segunda vida podemos darlo, tanto reciclando con el vaso que cortajeamos y vendemos el vaso para que no sea desechado y también de los otros que también es nuestra entrada de economía para las mujeres que somos recicladoras, mamás solas, ellas son las que son terceras edades”.

Para escarbar entre la basura emplean algo así como ganchos largos. Eso sí, deben extremar cuidados para evitar lesiones como cortes, raspaduras y otros, considerando la la oscuridad de la noche y el frío extremo de esas horas, es cierto, emplean guantes y barbijos, pero no siempre es suficiente. Eso sí, es un oficio digno que le hace mucho bien al medio ambiente, pues ello contribuye a impedir que los plásticos y otros materiales asfixien la tierra.