Ciencia y Tecnología
Identifican la proteína que es esencial para la fertilización


Jueves, 17 Abril, 2014 - 11:10

La fecundación se produce cuando un óvulo y un espermatozoide se reconocen y se fusionan para formar un embrión. Sin embargo, la forma en que se reconocen había sido un misterio hasta ahora.

En la ciencia básica también puede haber poesía. Si no, no se explicaría que un equipo de investigadores del Wellcome Trust Sanger Institute (Reino Unido) haya bautizado como Juno, en honor a la diosa romana de la fertilidad y el matrimonio, a un receptor presente en la membrana de los ovocitos de ratas hembras y que, según todos los indicios, también está en su equivalente humano.

No se trata de un receptor cualquiera. Este receptor de folato, cuyo nombre científico es Folr4, es el compañero perfecto de una proteína del semen esencial para la fertilidad, a la que sus descubridores dotaron también de un romántico nombre, Izumo 1 (un santuario japonés donde se contrae matrimonio). Y Juno, o el complemento perfecto de esta proteína de la fertilidad, llevaba nueve años eludiendo la mirilla del microscopio científico. Casi una década en la que investigadores de todo el mundo buscaban la clave de que esa proteína del semen tuviera tanto que decir en la reproducción.

Así, no es extraño que Paul Wassarman, profesor del Departamento de Biología del Desarrollo y Regenerativa del Mount Sinai Hospital (Nueva York), haya titulado 'La proteína del esperma encuentra su pareja' al editorial que acompaña la publicación del estudio donde se describe a Juno, aparecido en la última edición de la revista Nature.

Varios investigadores del Wellcome Trust Sanger Institute, en el Reino Unido, afirman que han identificado una proteína en la superficie del óvulo, a la que han denominado 'Juno' en honor a la antigua diosa romana de la fertilidad y el matrimonio, que interactúa con otra proteína ubicada en la superficie de los espermatozoides, lo que permite la unión de ambas células.

Esta proteína y su homólogo en el esperma, Izumo, en honor a un santuario japonés dedicado al matrimonio, son esenciales para la reproducción de los mamíferos, incluyendo los seres humanos, señalaron los investigadores.

La proteína Izumo del espermatozoide ya fue descubierta por investigadores japoneses en 2005, pero la identidad de su equivalente en el óvulo se desconocía hasta la fecha.

"Por fin hemos resuelto un misterio de la biología que ha permanecido oculto durante años", señaló Gavin Wright, autor principal del estudio, publicado en la revista 'Nature'. 

Según los científicos, comprender el papel que desempeñan estas proteínas podría ayudar a mejorar los tratamientos de fertilidad, así como a desarrollar nuevos anticonceptivos.