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El partido estaba en el mejor momento para Petrolero y el Tigre se aferraba al triunfo por tres a dos; pero sufría, casi como siempre, ante la posibilidad del empate de los yacuibeños.
El cotejo fue dominado ampliamente por The Strongest, sin embargo, durante diez minutos los “Refineros” complicaron la vida de los atigrados.
Un balón enviado sobre la línea defensiva de los locales, encontró mal parada a la defensa del Tigre. Acto seguido, Cabrera corrió hacía el balón ante la presencia de un delantero adversario y tocó el esférico con la punta del botín; lo que no vio el defensor fue que el arquero Vaca había salido hasta la posición de líbero para “reventar” el balón.
El portero miró como en cámara lenta como el esférico pasaba por arriba de su cabeza y comenzaba a rebotar en el área chica de un arco absolutamente desguarnecido.
En las tribunas, la gente se agarró la cabeza, dio vuelta la mirada y emitió sonidos guturales de desesperación; en la banca, Craviotto, el dt atigrado, no quería mirar y más de uno de los dirigentes se agarró el pecho presintiendo lo peor. Como su tuviera vida propia, el esférico parecía estar pensando si entraba al arco o no; en el último instante… la pelota tocó el poste izquierdo del arco norte del estadio Siles y se fue caprichosamente para afuera.
La palpitación de los atigrados volvió a la normalidad y el frasco de coramina quedó allí, sin abrir.
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