Género
Una triste realidad paralela a las fiestas de fin de año
Niñas y niños de la calle triplican su trabajo en Navidad
Un promedio diario de Bs40 a 60 es la ganancia de los dos trabajadores. Durante mañana, hacen de lustrabotas... Foto: Página Siete


Jueves, 18 Diciembre, 2014 - 18:23

Se aproxima rauda la semana de festejos navideños en la cuidad de La Paz. Una vez terminada la gestión escolar, muchos chiquillos se encuentran descansando, entretenidos con la tv, otros se dedican al deporte o las artes y una buena parte de ellos quizá se fue de viaje.

Pero para Martín de 9 años y su prima Luisa de 10, la vida pinta un matiz no tan alegre. Ellos también terminaron clases pero no tienen un televisor en casa, podrían inscribirse en alguna clase de natación o danza, pero no cuentan con la plata suficiente.

Quizá podrían viajar pero para qué volver al lejano pueblo de Timusi, en la provincia Muñecas de La Paz, de donde vinieron escapando de la orfandad y la pobreza. Luisa y Martín son sólo dos de los tantos niños trabajadores de la calle.

Sus rostros cansados y morenos por la constante exposición al sol durante el trabajo, todavía reflejan una sonrisa de esperanza en pasar bien la navidad. Ellos podrían hacer tantas cosas divertidas como otros chicos de su edad, pero no tienen tiempo. Deben buscar el sustento diario.

La actual situación de las niñas y niños trabajadores en Bolivia, aún llama bastante la atención. Sobre todo en estas fechas, cuando la constante migración del campo a las ciudades y el trabajo infantil en las calles nos demuestran que aún no existen cambios contundentes.

Pese al intento del gobierno para proteger a la niñez con la promulgación de la Ley N° 548 del Nuevo Código Niña, Niño y Adolescente o la implementación del Bono Juancito Pinto desde el 2006 para incentivar al estudio y apalear la  pobreza, la situación sigue igual.

"A veces no íbamos a clases porque pedían materiales y no teníamos", "a veces nomás jugamos, primero hay que ganar plata para la comida", dicen los pequeños.

Diciembre nuevamente se llena campañas navideñas pero sobre todo de niñas y niños que esperan recibir un regalo del Niño Dios. Sin embargo, a Luisita y Martín no les importa mucho si reciben un juguete o no, ellos debieron triplicar sus labores desde que acabó la escuela.

Foto de niño boceador en la Ceja de El Alto

Un promedio de Bs40 a 60 por día es la ganancia de los dos trabajadores. Durante la mañana, hacen de lustrabotas; por la tarde, ayudan en la limpieza de un restaurante; y por la noche, se disputan el voceo en los minibuses que cruzan la autopista de la Pérez a la Ceja.


Estos chicuelos, cuentan con tristeza, que deben reunir dinero porque la única persona que se ocupa de ellos anda algo enferma y sueñan con que ella, su abuela, todavía les prepare el pollito frito del año nuevo. Entonces, no tienen tiempo para jugar, ellos deben trabajar.