Rosalía habla y envía besos tras vencer a la muerte

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Rosalía Apaza Pillco agonizaba el 20 de mayo cuando fue llevada al Hospital del Niño, en La Paz, Bolivia; una perra de raza Rotweiller la había atacado sin piedad arrancándole el cuero cabelludo, mutilándole el rostro y dejándole profundas heridas en su espalda y glúteos.

 

En cualquier hospital, no le habrían dado muchas esperanzas. La niña de cuatro años y de baja estatura parecía destinada a morir en cuestión de minutos o tal vez horas; ni siquiera podía respirar por sí misma. Cuenta Alfredo Rodríguez, jefe de la unidad de terapia intensiva del hospital, que en todos sus años de experiencia nunca había recibido un caso como el de Rosalía, informa EDLP Digital.

 

Rodríguez activó junto a su equipo todos los protocolos para intentar salvarla, aún sintiendo que los esfuerzos podrían ser en vano. En principio, Rosalía parecía darle la razón; su cuerpo no respondía. Se le conectó a un ventilador artificial y se le alimentó por sonda. No habían transcurrido dos días, cuando comenzó a recuperar fuerzas físicas y entonces los médicos decidieron inducirla al coma para evitar que sus deseos de moverse y salir de allí provocaran que se lastimara más.

 

Destruida, pero no se rindió.

 

De dónde sacó las fuerzas es algo todavía inexplicable para el doctor Rodríguez. Aunque la pequeña, por su edad y capacidad tal vez no lo puede expresar con palabras, con sus acciones evidenció que sus deseos de vivir son inmensos. Nadie le ofreció juguetes, ni viajes, ni dulces, ni nada. Ella sola sacaba fuerzas de su interior.

 

Poco sabía Rosalía de que existía la posibilidad de traerla a Boston, para reconstruirle la carita. Aunque fuera deforme y con impedimentos, sólo quería volver con mamá Regina, papá Agustín y sus otros seis hermanos a su casa, de una habitación, en uno de los barrios más pobres de La Paz. Cada vez que le reducían la sedación, lloraba pidiendo estar con ellos.

 

Fue esa determinación la que impactó Claudia Tolay, boliviana residente en Boston, quien junto a su esposo Joe Currier organizó una campaña, a la que se han sumado miles de personas alrededor del mundo, para trasladar a la pequeña al Boston Children’s Hospital, especializado en el tipo de cirugías que necesita Rosalía para recuperarse totalmente.

 

El 21 de junio la pequeña llegó a Estados Unidos junto a su papá. Y el pasado 17 de julio, luego de que su sistema fuera fortalecido, se le sometió a la primera de varias operaciones. ¿Cómo salió?

 

Hoy Rosalía aprende nuevamente a caminar y habla, lo que se creía imposible. “Pochita”, como dice llamarse, envía besos a sus familiares y sonríe.

 

Una sonrisa de triunfo ante la perra muerte que intentó arrebatar a este sol boliviano. Mírala, en el siguiente video:

 

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