Indígenas
Brasil
Obispos denuncian etnocidio que cometen petroleras

Jueves, 24 Julio, 2014 - 10:03

Erwin Kräutler, desde hace algunos meses conocido en todo el mundo como el colaborador de Papa Farncisco para la próxima encíclica sobre los pobres y la creación, ha mantenido su promesa. A pesar de haber cumplido 75 años en 12 de julio, su compromiso a favor de su gente en Brasil parece haber encontrado un nuevo impulso y nuevas fuerzas.

Todavía obispo de la prelatura de Xingu (hasta el nombramiento de su sucesor) y presidente del Consejo Misionero Indígena (CMI), Kräutler participó, como indicó el sitio del episcopado brasileño, en la presentación del informe “La violencia contra las poblaciones indígenas en Brasil 2013”, en ocasión de la Conferencia Nacional de los Obispos que se llevó a cabo en la capital la semana pasada.

Según el religioso, la supervivencia física y cultural de los indígenas en la actualidad «está amenazada», pues, cuando se niega el derecho de las poblaciones indígenas a la existencia, se verifica ana auténtica «agresión, incluso contra la misma nación brasileña».

Citando el documento de la Conferencia de los obispos latinoamericanos de Aparecida (que en el párrafo 65, a propósito de la exclusión social, advierte: «Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables”»), el obispo Kräutler indicó que la actual sociedad brasileña es “anti-indígena”, porque acaba por marginarlos: «Los indígenas tienen una manera de vivir diferente, de considerar la vida, poseen otra forma de organizar su trabajo, tienen su cultura, su lengua, pero deben disfrutar todos los derechos, porque, por lo demás, son ellos los primeros habitantes de esta tierra».

Según el documento presentado en Brasilia, son más de 12 mil indígenas los que sufren racismo, amenazas, abusos de poder o que son asesinados por omisiones de las autoridades. En todo el país, en 2013, se registraron 97 casos de violencia en contra del patrimonio de estas poblaciones (violación de tierras, invasión de propiedad, explotación ilegal de recursos naturales y retrasos en la regularización de los contratos agrarios).

El denominador común es la falta de una clara delimitación de las zonas que pertenecen a los indígenas, subrayó el obispo, que no dudó en denunciar con fiuerza la violación de la disposición constitucional de 1988 sobre la delimitación de los territorios, que habría debido cristalizar en los hechos a cinco años de la promulgación de la Constitución. Parece que solamente se ha cumplido en parte, porque, según indica el informe, en el último año se prepararon solamente 11 documentos al respecto.

«Para nosotros, desarrollo y progreso deberían significar una mayor calidad de vida, pero no solo para un par de brasileños, sino para todo Brasil, en particular para las poblaciones indígenas que representan los segmentos de la sociedad más marginados de hoy, en términos de salud, instrucción, transportes, vivienda y seguridad pública». Mientras esto sucede, explicó Kräutler, hay «una restringida minoría que está aumentando el propio patrimonio».

Hace un mes, la Iglesia en Brasil lanzó una nueva alarma por la Amazonia, debido a las políticas de explotación de los recursos naturales. La advertencia surgió en la provincia septentrional de Roraima, enla frontera con Guyana y Venezuela. Este documento lleva la firma del obispo Roque Paloschi y se titula «Mineração e Hidrelétricas em Terras Indígenas”. En él se describen decenas de proyectos, bien conocidos por el obispo Kräutler, de presas hidroeléctricas de medianas y pequeñas dimensiones que obstruyen los afluentes del Amazonas y que tendrán gravísimas consecuencias en la vida de las comunidades indígenas. (Sol de Pando)

MÁS NOTICIAS