Indígenas
Paraguay
Violencia preocupa a mujeres campesinas e indígenas
Cyntia González, miembro de Conamuri.

Miércoles, 26 Noviembre, 2014 - 11:15

Cyntia González Mendoza tiene 23 años y habla en un "guarani cerrado". Es oriunda del distrito de Liberación, departamento de San Pedro.  Es miembro de la Conamuri, Organización de Mujeres Rurales e Indígenas. Como pocas, Cyntia es orgullosa de ser campesina. 

"La muerte de mujeres indígenas no son por cuestiones culturales, son feminicidios y deben denunciarse con la real dimensión de lo que es. Las compañeras indígenas, sufren por ser pobres, por ser indígenas, por ser mujer", dice Cyntia González con convicción. 

Este año, asesinaron a tres mujeres indígenas: a una la acusaron de ser bruja, otra fue asesinada por un familiar y a la tercera, la mató su ex pareja y tenía un bebé. El cuerpo de esta mujer fue encontrado días después de su asesinato. Al lado, su pequeño bebé lloraba mientras intentaba mamar en el cuerpo inerte de su madre. Toda la comunidad se conmovió. Ocurrió en Concepción. 

"El 25 de noviembre es el día de la no violencia contra las mujeres, pero ojalá cada día sea día de la no violencia contra las mujeres. Nosotras queríamos hacernos sentir en este día porque en nuestro país, la violencia se profundiza cada vez y más hacia las mujeres. Pareciera algo normal y no es normal. Con otras  organizaciones campesinas e indígenas nosotras reclamamos y resistimos a lo que llamamos  violencia estructural y en especial, mediante los organismos del estado", afirma Cyntia. 

El proncunciamiento de las mujeres de organizaciones campesinas e indigenas cita a fuentes oficiales para señalar que hasta el mes de agosto pasado se han registrado más de 500 nuevos casos de violencia machista. En el año 2013, 20 mujeres en Paraguay fueron asesinadas por sus parejas, sin embargo, el feminicidio continúa sin ser tipificado en la legislación nacional. El 20% de los embarazos en nuestro país corresponden a adolescentes de entre 11 a 19 años y, aún así, la educación sexual y reproductiva sigue siendo materia ausente en las políticas públicas. Una nota de Paraguay.com señala que en lo que va del año, unas 30 mujeres perdieron la vida en el país por algún tipo de violencia. A esto se puede sumar la falta de medidas efectivas de protección a las víctimas. 

Cyntia se licenció hace apenas unas semanas en enfermería por la Universidad Iberoamericana y es la unica paraguaya que participó de un encuentro del Papa Francisco con organizaciones populares del mundo.  

-¿Cómo llegaste a esta organización?

-Curiosidad, cuando era aún muy joven tenía mucha curiosidad. Una vecina me invitó para venir a una movilización en Asunción. Vine y durante el encuentro proyectaron imágenes sobre cómo afectaba el agrotóxico a los humanos. Esas cosas, no veíamos ni en dibujo hacia mi casa y entonces, me conmovió la historia de la gente que mostraba cómo en la piel le afectaba cada vez que se hacía una fumigación cerca de su casa. Yo creía que esas cosas sucedían sólo en otros países, pero al ver testimonios aquí, comencé a asustarme. Entonces, yo quería saber y saber más y me acerqué a la organización de mujeres.

¿Hace poco estuviste con el Papa Francisco?

-La Conamuri es parte de la Vía Campesina y Alba, estas dos instancias insternacionales de organización son muy importantes y a partir de allí llegó la invitación. Fui de viaje hasta Italia para la reunión de los movimientos populares del mundo convocado por el Papa Francisco. El encuentro  fue convocado por el Papa. 

En el caso de Paraguay, fue invitado Conamuri y yo fui en representación. Para nosotros fue muy impotante esto, porque después de 2000 años aproximadamente, la iglesia tiene un Papa diferente. La iglesia católica es la organización más antigua del mundo y este Papa es diferente. Él es latino y américa latina es un pueblo que está en lucha permanente, esa es una de las características. 

-¿Cómo fue el encuentro?

-Yo estuve cerca, justo me senté enfrente y grabé todo lo que dijo. 39 minutos habló Francisco y luego escuchó a los representantes de los movimientos sociales. Cien personas de todos los continentes estuvimos allí y nosotros lo saludamos también. Francisco habló de reforma agraria, de soberanía alimentaria y otros temas que son preocupaciones de las familias campesinas. 

-¿Por qué el 25 de noviembre es una fecha importante para las mujeres?

-25 de noviembre es el día de la no violencia contra las mujeres, pero ojalá cada día sea día de la no violencia contra las mujeres. Nosotras queríamos hacernos sentir en este día porque en nuestro país, la violencia se profundiza cada vez y más hacia las mujeres. Pareciera algo normal y no es normal. Con otras organizaciones campesinas e indígenas nosotras reclamamos y resistimos a lo que llamamos  violencia estructural y en especial, mediante los organismos del estado. A la Fiscalía General queríamos reclamar la falta de barrera de protección para las comunidades donde hay plantaciones de monocultivos y donde se aplican fumigaciones con agrotóxicos; porque muchas veces, los funcionarios de este organismo del estado, en vez de perseguir a quienes no cumplen las leyes, persiguen a quienes realizan las denuncias y los funcionarios se encargan de resguardar las plantaciones.  

Entonces, nosotros pedimos a la fiscalía que cumpla con su trabajo. También queremos hacer  un llamado al Ministerio de Salud, para solicitar la continuidad del programa de Atención Primaria a la Salud (APS) y exigir proveer medicamentos y kit de partos en forma gratuita en hospitales y centros de salud comunitarios y promover con fuerte impulso los programas de salud preventiva, ya que quedó demostrado que esto es posible cuando existe una verdadera voluntad de desarrollar políticas públicas inclusivas, en cumplimiento de los derechos humanos básicos avalados por la Constitución Nacional. 

Al Ministerio de Agricultura queremos decirle que rechazamos el modelo de producción que ofrece este Gobierno. Ellos ofrecen como modelo el agronegocio y no les interesa otra opinión, la opinión de las familias campesinas e indígenas que defienden el buen vivir de acuerdo a su cultura de producción.  

-¿De qué se trató tu tesis de licenciatura?

-Yo realicé una investigación que implicó un estudio de una comunidad "Arroyo Moroti", a 450 kilómetros de Asunción, en el departamento de San Pedro, en dónde recogemos datos sobre la "repercusiones de la utilización de los agroquimicos en la salud de los pobladores". Mi objetivo era describir esas repercusiones y como resultado de esa investigación, podemos decir que sí afecta a la salud la utilización de los agroquímicos, agrotóxicos, o plaguicida o veneno. Estos términos para nosotros son equivalentes.   

Según la investigación, los pobladores manifiestan que ahora tienen malestares generales con frecuencia y que antes no tenían. Por ejemplo, dolores de cabeza y tipo gripes que no terminan de curarse nunca. Es decir, los informantes manifiestan que padecen de afecciones en el sistema respiratorio, pero que no se curan con los tratamientos que generalmente se aplica para las gripes. Ese tipo de afecciones, manifiestan los pobladores, coinciden con el momento inmediato de las fumigaciones de los sojales o inmediantamente después. Además, se vio que también les afectaba su producción y por lo tanto, repercute en su vida. Este estudio recogió una muestra de 28 familias de las 40 que residen en la zona.

Los datos 

Paraguay figura entre los 10 países con mayor índice de violencia doméstica en América Latina, estimándose que el 20% de las paraguayas han sufrido algún tipo de violencia alguna vez en su vida, en tanto que el mismo porcentaje de mujeres indígenas han padecido violencia física o sexual por parte de sus parejas.

De las diferentes formas de violencia que se ejercen sobre las mujeres, las estructurales son de las más graves porque es el Estado mismo el que atenta contra los derechos de las mujeres, en vez de protegerlos, promoverlos y crear mecanismos de garantía y de cumplimiento. Por esa ausencia y desinterés del Estado paraguayo, se multiplicaron en estos últimos tiempos los casos de criminalización y represión contra la lucha de las mujeres en los sectores populares, acompañados de gran impunidad y, sobre todo, complicidad de las autoridades que deberían intervenir en razón de justicia. (Paraguay.com)

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