Fiscalía concluye que los 43 estudiantes fueron calcinados

Iguala es un caso casi cerrado, a la espera de algunas futuras detenciones y algunos análisis que quedan por hacer de los restos calcinados, para la Fiscalía mexicana. "Esta es la verdad histórica de los hechos", ha declarado el Procurador General, Jesús Murillo. Se termina así, al menos en la fase de investigación, con un periodo convulso en el que se ha acusado repetidamente al Gobierno de no dar respuestas al trágico suceso que acabó con la vida de los 43 estudiantes.

De lo explicado por la Fiscalía hay dos grandes titulares: "Los estudiantes fueron privados de la libertad, privados de la vida, incinerados y arrojados al río", ha dicho Tomás Zerón, Director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal, lo que de manera resumida confirma que los restos calcinados encontrados en el río son los de los estudiantes y niega la posibilidad, aún perseguida por los familiares de que puedan aparecer con vida.

El segundo gran titular es que la Fiscalía confirma que había infiltrados de otra banda criminal, Los Rojos, entre el grupo de estudiantes. De hecho, fueron los miembros de ese grupo los que a tenor del relato de los hechos dirigieron al resto de estudiantes en sus actuaciones a lo largo de la fatídica noche y madrugada del pasado 26 y 27 de septiembre.

Relato clave de uno de  los cabecillas 

Los procuradores explicaron que el relato de los hechos de uno de los cabecillas, Felipe Rodríguez, apodado el Terco o el Cepillo, ha sido clave para la resolución del caso. El Cepillo era el jefe del grupo armado llamado Guerreros Unidos y el que fue tomando las decisiones de matar e incinerar a los chicos. Sin embargo, la Fiscalía ha hablado de una segunda persona, prófuga, que también tuvo peso en el traslado de los acontecimientos. El fiscal ha reconocido que hay 99 detenidos y cinco que están en busca u captura en este momento.

La investigación ha sido minuciosa, ha contado Murillo, con 487 diferentes tipos de análisis de las pruebas. Los criminales, en un barranco de gran profundidad, más de 60 metros, y apartado de todo núcleo urbano, fueron capaces de crear una hoguera donde se colocaron los cuerpos de los jóvenes y todas sus pertenencias a una temperatura que superó los 1650 grados centígrados gracias a la quema de neumáticos y leña, lo que ha provocado la destrucción de casi todo el material genético. "No obstante, la universidad de Innsbruck ha conseguido reconocer el mapa genético de una de las víctimas, Alexander Mora, entre los restos calcinados.

La Fiscalía ha relatado que todos los detenidos que participaron en la matanza y quema recibieron la orden de quemar también todas sus ropas y pertenencias y de lavarse en el río para no dejar rastro de lo ocurrido. Incluso, se ha testado que los policías locales cambiaron la numeración de algunos vehículos policiales, algo que se ha comprobado con las propias fotos personales de algunos agentes en sus teléfonos móviles. "Ahora les caerá todo el peso de la ley", ha asegurado Murillo. (Información tomada de www.elmundo.es)