Regional
Feria del helado artesanal
Llallagua: Helado placentero, cuanto más frío más rico
Decenas de personas gustan de los helados pese a la zona frígida. Foto / PIO XII

Lunes, 30 Mayo, 2016 - 12:34

Siglo XX, Potosí, 30 de

mayo 2016. Radio PIO XII

Doña Rosse Mary Flores, morena de ojos vivaces, con sonrisa al gusto del cliente, viste mandil blanco, tiene las manos frías, atiende a los consumidores, atiende también la batidora de helados y a la prensa. Preparó montañas de helados para 500 personas en una máquina artesanal, vendió su producto como pan caliente este domingo 29 de mayo, en medio de una ola de frio, un tímido sol y un viento que daba miedo.

Es el quinto año consecutivo que sale a la feria del helado artesanal junto a 8 de sus compañeras que desde hace 30 años esperan al invierno para dar rienda suelta a sus habilidades, junto a ellas dos vendedoras aseguran que el helado no sabe tan rico sin maní.

Cuento 60 personas bien sentadas en sillas y banquitos de paso en plena plaza central de la ciudad de Llallagua, el viento empieza a correr a 50 kilómetros por hora, más tarde su velocidad alcanzará los 80. El sol que apenas calienta, caramba pero quema y los termómetros marcaron 2 grados bajo cero de temperatura en la madrugada, al mediodía superan los 10 grados centígrados.

Recuerdo haber visto personas que durante las noches invernales consumían helado en el boulevard de la capital potosina, en los años 80 del siglo pasado. Parece un gusto extendido entre potosinos y potosinas.

En las escuelas declararon horario de invierno en el ingreso a clases debido al intenso frío que según se cree es un caldo de cultivo para los resfríos.

En algunas ciudades potosinas abundan el ají de fideo, lagua caliente y la qalapurqa para combatir el frío, las farmacias venden más antigripales y los ambulantes ofrecen más jugo de naranja.

Pero el helado es cuestión de gusto, placer, dedicación y frío invernal. Por lo menos aquí en Llallagua no se lo encuentra a la venta, sino en invierno, cuando el frio arrecia, domina y hace “llorar hasta a las piedras”.

Dos personas que acompañan la feria y cantan con voces bien cuidadas y de artistas empedernidos anuncian por los altavoces que se pueden conseguir helados de coco, bicervecina, chirimoya, frutilla, canela y plátano.

La experiencia de las señoras se remonta 30 años atrás, aunque la herencia la tienen de sus abuelas y abuelos, quienes ofrecían el producto a fines de los años 60 y los años 70 del siglo pasado, principalmente cerca de la plaza del minero de Siglo XX.

Cuando preguntamos cómo hacen las montañas de helado, doña Rosse Mary contesta con “leche azúcar, agua hervida y mucho amor”. Una copa de vidrio contiene helado abundante de diferentes sabores y cuesta 5 bolivianos.

La magia del frío aporta el hielo, esos bloques de agua congelada en riscos, montañas y quebradas, de donde es arrancado por los comunarios del ayllu Chullpa para su venta a 40 bolivianos el saco. Las vendedoras necesitaron 3 de esos sacos de hielo para transformar sus licuados en hoelado y abastecer el gusto de los consumidores.

Observamos los ojos y las bocas de quienes se concentraron en la feria, todos enfundados en chamarras, sacones o chompas gruesas, pero apurando el helado de invierno, en una mano el maní y en la otra la cucharilla con un bocado rojo, amarillo o blanco, así este invencible gusto termina en el estómago de hombres, mujeres niños y abuelos, uno queda frío, muy frío pero con sabor a helado.

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