Social
Tienen salarios de hasta 400 bolivianos, según estudio
Mujeres que cuidan bocaminas en el Cerro Rico “ganan” una miseria


Miércoles, 3 Diciembre, 2014 - 19:30

148 mujeres, empleadas por cooperativas mineras en el Cerro Rico de Potosí, viven en la indigencia y la marginalidad junto a sus familias. Ellas reciben por su trabajo salarios miserables de hasta 400 bolivianos, según los datos preliminares de un estudio realizado por la organización Solidaridad con las Mujeres (MUSOL).

Estas trabajadoras, denominadas “guardabocaminas”, son asalariadas cuya actividad principal es el cuidado de las bocaminas y casillas (depósitos de herramientas e insumos de trabajo de los cooperativistas), de acuerdo a reporte de radio Aclo de ERBOL.

Entre el 2003 y octubre del 2014, el número de “guardabocaminas” ha crecido de 78 a 148. De ellas, 136 han sido sometidas al estudio a través de entrevistas aplicadas en las zonas de Roberto, Pailaviri, Caracoles y La Plata del Cerro Rico de Potosí.

EL 92% de estas mujeres son subcontratadas por la cooperativa, el 6% es socia y el 2% no tiene ninguna relación con estas empresas.

Sólo el 24% tienen contrato escrito, mientras que el 75% tiene un acuerdo laboral verbal. El 99,3% trabaja las 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año. El 62% de las “guardabocaminas”  no reciben pago de aguinaldos.
 
Dos de cada tres de estas mujeres (74%) percibe un salario que oscila entre 400 y 800 bolivianos. El 32% dice que no les pagan con regularidad, incluso a algunas les deben siete meses de sueldo.

El 95% afirma que estos montos no les alcanzan para mantener a sus familias, menos para comprar medicamentos, materiales escolares, ropa o juguetes para sus hijos.

Además, el 27% de las “guardabocaminas” dice haber sufrido maltratos por parte de los empleadores y/o trabajadores de la mina. Relataron que sufren reproches, gritos y daño psicológico. El 42% han sido víctimas de robos y casi todas han cubierto estas pérdidas con sus salarios.

Según el informe, todas están catalogadas como pobres. El 14% vive en la indigencia y el 86% se encuentra en el nivel de marginalidad.

Datos demográficos

En cuanto a su edad, la mayoría de estas trabajadoras tiene de 40 a 51 años (33,82%). Después están las que tienen de 31 a 40 años (29,41%). También hay menores de 20 años (1,47%) y mayores a 71 años.

El 46% de las  “guardabocaminas” se casó y tiene hasta siete miembros en su familia, mientras que el 15% tiene a cinco entre sus allegados. Pero, en general “el tamaño familiar de las guardabocaminas oscila entre uno hasta once miembros”, indica el informe.

Casi todas, 91% proviene del área rural. De esta cantidad, el 81% decidió abandonar su comunidad por necesidades económicas, falta de trabajo y comida. “En sus pueblos de origen las condiciones de vida eran en muchos casos, peores que vivir en el Cerro Rico”, señala el texto.

Vivienda

El 95.5% de las “guardabocaminas• y sus familias tienen como único lugar para vivir su fuente de trabajo, en una vivienda dotada por sus empleadores entre tanto dure su contrato.

Las viviendas, en realidad son casuchas  precarias construidas de abobe y en algunos casos de piedra y barro. El 42% cuenta con sólo una cama, el 30% con dos, mientras que el 20% duerme sobre cueros de ovejas o llamas.

Siete de cada diez de estas casuchas también son usadas para depósito de herramientas como máquinas perforadoras y materiales para el trabajo minero como anfo, carburo y dinamita, lo que genera un alto riesgo para sus vidas.

Servicios básicos

El 56% de las “guardabocaminas” consume agua de pozo, el 20% la capta de algunas cañerías cercanas y el 22% se suministra de camiones cisternas. El 37% necesita hasta una hora para llevar agua a su casucha  lo que obliga a abandonar su fuente de trabajo y correr el riesgo de robos.

La falta de agua hace que se la racione. Eso genera problemas en la higiene y causa enfermedades. El 35% de las entrevistadas asegura que el agua que consumen está muy contaminada y el 24% asegura que hay contaminación moderada. El informe concluye que “la mayoría de las guardas no tienen conocimiento sobre la contaminación del agua y sus riesgos”.

El 100% de las “guardabocaminas” no tiene servicio de alcantarillado, menos servicios sanitarios, lo cual hace que sus necesidades biológicas las hagan a la intemperie “constituyéndose, ésta situación, en otro peligro para la salud”.

58% de las mujeres y sus familias no cuenta con energía eléctrica y el 41% la usa sólo para iluminar la noche. Para preparar sus alimentos, recurren a la leña, bosta, taquia, carbón y kerosene.

Salud y educación

Casi la mitad de estas mujeres “guardabocaminas” (49%) no sabe leer ni escribir y el 96% no tiene seguro de salud a pesar de ser asalariadas.

El 20% asegura que los directivos de la cooperativa no quieren asegurarle, el 15% no cuenta con documentación, al 8% nadie le habló de éste derecho y el 6% sabe de él pero tiene miedo a reclamar.

El 72% admite que no tiene lo suficiente para alimentarse porque “el tamaño familiar es muy grande y el salario es muy poco”.