Social
Advierten efectos negativos socio-ambientales
Organizan coordinadora en rechazo a El Bala y Chepete
La región de San Miguel de El Bala. Foto: ERBOL.


Domingo, 9 Octubre, 2016 - 20:06

Activistas y políticos del norte boliviano organizan la Coordinadora de Defensa de la Amazonía, con el propósito de rechazar la ejecución de los proyectos hidroeléctricos El Bala y Chepete. 

En julio pasado, el Gobierno anunció que se concretaría la construcción de estas hidroeléctricas con una inversión cercana a los 6 mil millones de dólares, siendo el proyecto más grande de la historia de Bolivia.

Sin embargo, grupos ambientalistas se oponen a estas construcciones por el impacto socio-ecológico que implicaría. Ese es el caso de la Coordinadora.

La activista Kristel Negrette indicó que esta organización se creó debido a la deficiente de información que se difunde en el norte boliviano de los efectos de las hidroeléctricas.

Aseveró que las socializaciones que se realizan en los municipios involucrados se enfocan en los efectos positivos de proyecto y omiten los negativos.

Pidió que los efectos realistas de las hidroeléctricas sean socializados en todas las comunidades de la ribera del río Beni.  

La Coordinadora nació en Rurrenabaque y, según sus impulsoras, está creciendo en varias comunidades de la amazonía. Negrette indicó que su intención no es oponerse al desarrollo, sino apostar a opciones enmarcadas en el desarrollo sostenible.

La concejala de Rurrenabaque, Eliane Moreno, también miembro de la Coordinadora, acotó que los efectos negativos de las hidroeléctricas se sentirán en el parque nacional Madidi y el territorio comunitario de origen Pilón Lajas, y además en el turismo que genera una buena parte de los ingresos en esta región.

No obstante, el Gobierno estimó que la afectación al territorio de Madida y de Pilón Lajas será menor a 1%.

Por otro lado, Negrette sugirió que antes de ejecutar las hidroeléctricas se debe calcular los costos sociales de una readaptación económica. Explicó que las comunidades afectadas ya tienen una vocación económica definida: los del norte de la ribera son agricultores y auríferos, mientras que en el sur hay turismo y ganadería.