Social
Datos de la ONG Reacción Climática
Bolivia contribuye al cambio climático tanto como Rusia

Sábado, 26 Abril, 2014 - 15:16

Amos Battos, representante de la organización no gubernamental “Reacción Climática”, señaló que si se hace un cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero por cantidad de habitantes, Bolivia es uno de los mayores responsables internacionales de los actuales trastornos del clima. 

Si bien no es una potencia industrial como Estados Unidos o Alemania, la pequeña Bolivia aporta a las emisiones sobre todo, porque deforesta para expandir hectáreas de soya o porque en su territorio se generan incendios forestales (chaqueos). Si a ello se suma que los bolivianos somos solo diez millones, entonces el aporte al colapso planetario es mayor.

Battos dio a conocer, en ERBOL, las estimaciones comparadas de Naciones Unidas, la Comisión Europea y el Instituto de los Recursos Naturales (WRI). 

De acuerdo a esas cifras, Bolivia produce al menos 30 toneladas de dióxido de carbono por habitante al año. Un ciudadano francés solo produce entre 7 y 9 toneladas, mientras que un británico, entre 9 y 11. En la tabla, Bolivia está incluso por encima de China, Brasil, Rusia o Japón. El promedio de la Unión Europea es de 9 toneladas per cápita.

El representante de “Reacción climática” advirtió que cada boliviano deforesta en promedio 370 metros cuadrados de bosque al año, lo cual es 38 veces más que el promedio mundial. Del  mismo modo, cada boliviano, en promedio, incendia mil metros cuadrados anuales, sobre todo en la tradicional época de chaqueos.

Otro de los datos alarmantes es que en el año 2030, todos los glaciares andinos que están por debajo de los 5.400 metros de altura desaparecerían a consecuencia del calentamiento global. Ello significa que las principales fuentes de agua dulce de los bolivianos quedarían extinguidas.

La desaparición de los glaciares, dijo Battos, se acelera precisamente por los incendios forestales. El hollín que asciende en el aire, se asienta en el hielo, lo oscurece y con ello, concentra más calor sobre su superficie, apresurando el deshielo.

Battos mencionó también los pronósticos científicos que señalan que el lago Titicaca podría terminar desapareciendo al igual que muchos lagos andinos. Se calcula que tras el incremento de dos grados en la temperatura en el pasado, el lago Titicaca llegó a reducir el nivel de sus aguas a 85 metros. Actualmente el lago tiene 282 metros de profundidad. Eso significa que si la temperatura sube en 4 grados, el agua se terminaría de evaporar.

En caso de producirse todos estos cambios, el rendimiento de las cosechas caería entre un 35 y un 60%, en el caso, por ejemplo del maíz o la soya. Al haber menos alimentos, se pone en riesgo la seguridad de los habitantes con serias consecuencias sobre los más pobres.

Los cambios en el clima, señaló Battos, derivarán a partir de 2030, y de forma más radical en el año 2100 en la muerte del bosque amazónico. Sequías que se producían antes una vez por siglo, ahora se van sucediendo cada cinco años. El efecto sistémico consiste en que a menor bosque, menos lluvias y por lo tanto más descertificación. Este colapso en el ciclo del agua hará ineficientes las represas y termoeléctricas que los gobiernos vienen planificando construir.

Battos recordó que hace mucho tiempo los incendios forestales eran realizados de mejor forma. Los pueblos encendían el fuego, pero de inmediato enterraban lo quemado, evitando producir humo y generando la misma materia orgánica que favorece a la fertilidad de la tierra.

Amos Battos demostró con estos datos que el discurso de defensa de la Madre Tierra que el gobierno boliviano emplea en los foros internacionales, no deja de ser un elemento decorativo si se compara con las prácticas internas en el país.

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