¿Pueden los periodistas expresarse de cualquier manera?

Por Rosa Talavera Simoni

Lo que escribo a continuación está motivado por expresiones recientes de dos conocidos periodistas de Santa Cruz. El primero se refirió, el 13 de mayo recién pasado, a la calidad del gobierno actual como “vomitivo” y otros calificativos igualmente extremos, a propósito del escándalo de la importación de respiradores. El segundo, en la última semana de este mes de mayo, tuvo expresiones marcadamente críticas sobre la postura que ha asumido el Presidente del Órgano Electoral Plurinacional (OEP) ante a la aprobación por la Asamblea Legislativa Plurinacional de la Ley que fija un plazo de 90 días a partir del 3 de mayo, agregando de paso, sus percepciones particulares sobre los atributos y actitudes personales que tendría dicha autoridad. Me refiero, respectivamente, a José Gary Añez y a Carlos Federico Valverde. 

Sin duda, la forma de comunicar de los periodistas de una región determinada, y el lenguaje que utilizan, tiene que ver con los rasgos culturales, o lo que se puede llamar el “modo de ser” de cada región o localidad.  Personalmente, creo que mantener y difundir expresiones y formas de decir propias de cada región, es una actitud legítima, pues la identidad regional está estrechamente vinculada al lenguaje.  De hecho, en Santa Cruz, como también ocurre en otras regiones, existe una activa y sana reivindicación de las expresiones del habla tradicional y popular, siendo uno de los abanderados de esta lid el diario El Deber y, en el mundo académico, la reconocida historiadora Paula Peña. A propósito, debo decir que, gracias a Valverde, a quien sigo con mayor asiduidad que a Añez, he conocido expresiones idiomáticas cruceñas que no había oído antes y cuya difusión y preservación me parece valiosa.

Por otra parte, es sabido que los periodistas destacados, así como los medios de comunicación en general, juegan un importante papel en la formación de la opinión pública, así como en la calidad de la cultura comunicacional que actualmente se expresa también en las redes sociales.  Sería deseable, por tanto, que el periodismo, sin menoscabo de expresar críticas ante las decisiones o actuaciones de quienes ejercen funciones gubernamentales o institucionales, contribuya a mejorar esta cultura y, lo que es más importante, a propiciar un ambiente respetuoso y democrático en el intercambio de opiniones.  Aplica aquí, perfectamente, el dicho aquel de que lo cortés no quita lo valiente.

En la misma línea, últimamente se ha vuelto usual utilizar en los medios de comunicación orales o escritos, expresiones que antes estaban limitadas a las barricadas, como el conocido “¿Cuándo? ¡Ahora! ¿Cuándo carajo? ¡Ahora carajo!”.  No solo el popular y sonoro “¡Huevo carajo!” de la Revolución de las Pititas ha sido retomado en una publicidad institucional que, buscando crear una cultura de buen tratamiento de la basura, se transmite en varias emisoras de Santa Cruz, sino que un periodista paceño, en el marco de una reciente conferencia de prensa, increpó con un carajazo a las máximas autoridades paceñas, exigiendoles que se pongan de acuerdo.  Este exabrupto, sin embargo, fue materia de comentario en los medios paceños y el autor del mismo, se vio en la necesidad de dar explicaciones, cosa que no ha ocurrido en Santa Cruz frente a expresiones de mucho mayor calibre.

En el duro momento que estamos viviendo en el país, la actuación de los medios de comunicación y de los ahora denominados “influencers” es especialmente importante para no agravar aún más, con estridencias innecesarias, un panorama ya exacerbado tanto por actuaciones lamentables del equipo gobernante como por las inaceptables manifestaciones de violencia atizadas por fracciones radicalizadas del MAS.  Actuar con determinación, inteligencia y eficacia, pero también con mesura, es la voz de orden que la democracia nos demanda, sobre todo estando en puertas  la elección nacional más importante de los últimos 20 años.