“Quién dijo que todo está perdido… vengo a ofrecer mi corazón”

Por Gabriela Ugarte Borja

En el último cuatrimestre de 2020 la Fundación FriedrichEbertStiftung (FES) en sus informesDelphypresentó“Escenarios (pos)electorales en Bolivia”. Sus resultadospronosticaron una constante y omnipresente ingobernabilidad con miras al 2021.

Estamos terminando el primer trimestre de 2021 y nuestra gobernabilidad como país pende de hilos muy delgados, así como nuestra viabilidad como Estado, en sus diferentes niveles de gobierno. Estamos en un punto de inflexión y si el bipolarismo se sigue alentando de manera consciente y premeditada no estamos lejos de saltar hacia el precipicio, todos. Esta es una advertencia: no podemos ser indiferentes ante esta (in)viabilidad como país. 

Así, vivimos en situación de tensión permanente, los eventos sociopolíticos en Bolivia se producen más rápido que los análisis: los conflictos latentes afloran a nivel manifiesto con gran posibilidad de escalada,con agregación de demandas y actores; con posiciones enfrentadas y el reforzamiento de narrativas que elevan la voz dicotómica afirmando que en Bolivia se produjo fraude electoral o golpe de Estado.

En este contexto la polarización campea, ésta se refuerza y genera tensiones altisonantes, inflamando la palabra, cada uno con sus argumentos, eventos y muertos (sí, esto último duele profundamente), y así los imaginarios entorno a justicia vs venganza cobran rostro y alzan banderas de guerra que alientan a eliminar al que consideran enemigo.

Así, los discursos del odio posicionan a las partes enfrentadas negando cualquier posibilidad de lograr conexiones que visibilicen mínimos comunes del reencuentro, ese oasis cada vez más lejano en el árido desierto de la polarización.

Y es que los hechos producidos a partir de la crisis sociopolítica en torno a las elecciones fallidas de octubre de 2019--tensionada al extremis por la también fallida gestión gubernamental 2020--han dejado heridas que ni siquiera se asoman a cicatrizar: 37 muertos, 37 familias anuladas que peregrinan por justicia en Montero (Santa Cruz), Betanzos (Potosí), Ovejuyo y Senkata (La Paz), Huayllani (Sacaba-Cochabamba), entre los hechos más deleznables, así como un país que apunta a ingresar en una espiral de violencias que puede dar lugar a una fragilidad de Estado con seria tendencia a afectar el débil equilibro en la región.

Josep Retorna, maestro de la conflictividad y el poder, señala que en situaciones de alta polaridad el análisis y abordaje del conflicto no debe partir del típico PIN: posiciones, interés y necesidades. Sino todo lo contrario, se debe comenzar por identificar con claridad las necesidades comunes, partamos por las fundamentales: bienestar, justicia, libertad e identidad.

En este marco, necesitamos generar condiciones para el debido proceso (en todos los casos) y la reparación a las víctimas y sus familias; necesitamos aferrarnos a la brújula de los derechos humanos para que guie nuestros ser y hacer individuales y colectivos; necesitamos gestar grandes acuerdos básicos(mínimos comunes en salud, educación, justicia y medioambiente) a través de un diálogo auténtico, transparente, plural y generativo para que imaginemos y construyamos la Bolivia posible para todas y todos.

Necesitamos también empoderarnos cada uno de nosotras y nosotros como sujetos de paz, no con impostura sino con la convicción de no alentar discursos y acciones violentos, ergo no reproducir mensajes que utilizan el adjetivo negativo, cruel que anula a quien piensa diferente. Comencemos por el poder de la palabra.

Mientras escribo mi columna retumba en mi cabeza la voz de la Negra Sosa interpretando la canción de Fito Paez "Ofrezco mi corazón"..., para lograr abrir mi mente y esforzarme por trascender las posiciones para profundizar en esas necesidades comunes que me unen con quién no piensa como yo; sé que esta opción es procesual y a largo plazo. 

Pero también estoy consciente de que hay intereses multipolares, que se tejen --incluso más allá de lo evidente o probable-- ... mas "quién dijo que todo está perdido... yo vengo a ofrecer mi corazón... No será tan fácil, no será tan simple", toca sumar esa energía social que generan las tensiones y conflictos para estar a la altura de desafío como individuos y como un colectivo/país.