Opinion

TIPNIS o la tozudez del Jefe Supremo
Cara o Cruz
Raul Penaranda
Viernes, 18 Agosto, 2017 - 09:47

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Se dice que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Puede ser. Evo Morales lo demostró la semana pasada con su testaruda decisión de hacer derogar la ley de protección al TIPNIS para poder construir una infamante carretera por el centro de ese parque y territorio indígena.  

La primera vez que lo intentó, sufrió una de las peores derrotas de su larga carrera política, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles de La Paz a recibir a los integrantes de la VIII marcha indígena, que Morales y su Gobierno habían insultado, ridiculizado y luego violentamente reprimido por el solo hecho de demandar una consulta previa antes de la construcción de la carretera, como lo ordena la Constitución que el mismo MAS redactó. Por ello firmó el decreto de intangibilidad.

Entonces, como ahora, no se podía entender el porqué de la tozudez presidencial en realizar esa vía por el centro del TIPNIS, que no le da al Gobierno rédito político o económico, prestigio internacional, apoyo de la opinión pública, respaldo ciudadano, ni nada. Todo lo contrario: la sola amenaza de realizar la obra unifica a la oposición, energiza a los jóvenes, moviliza a los indígenas, motiva a las redes sociales y desacredita a Morales en el mundo. Es que simplemente no hay razón valedera para realizar la obra como está planteada. El Gobierno rechaza incluso la posibilidad de establecer un trazo que eluda el corazón del parque.

En 2011, cuando todo hacía ver que construir la obra era una muy mala idea política para el régimen, los analistas nos preguntábamos cuál era la razón de tanta obstinación. Una de las posibles explicaciones era el sobreprecio de la obra, de unos 150 millones de dólares, una cifra interesante para repartir entre conmilitones. Pero luego la empresa OAS, contratada para hacerla, fue expulsada y con ella se fueron los millones. La muy comentada idea de que son los cocaleros los que desean penetrar en el parque tampoco me convencía, ni lo hace ahora, debido a que el oficialismo ha reducido efectivamente las extensiones de cocales en el país, según dice NNUU. Antes de meterse en semejante lío, si esa es la explicación, el Ejecutivo podría simplemente hacer que la coca aumente en el Chapare. La argumentación similar de que Morales desea contentar a ese sector tampoco puede ser tomada tan en serio porque éste ya está completamente a su favor.

¿Entonces qué? ¿Cuál es la razón? ¿Qué motiva este impulso autodestructivo del oficialismo? La explicación oficial de que se busca darle salud y educación a 14.000 indígenas de la región no tiene sentido tampoco. Si quisiera hacerlo lo podría realizar con cierta facilidad, sin meterse en un problema de dimensiones siderales.

La única explicación que encuentro realista se basa en dos aspectos: uno, que al Presidente y su entorno realmente le importan poco la Madre Tierra y el medioambiente. La defensa de la Pachamama fue solo una pose, al iniciarse el Gobierno, que le daba grandes réditos internacionales y que le permitía decir que lideraba un tipo de desarrollo sostenible. Por supuesto que eso era una gran farsa, como se ha comprobado posteriormente. El Vicepresidente, en su discurso del 6 de agosto, fue clarísimo al rechazar que la economía se oriente hacia la diversificación y el respeto a la naturaleza y ha insistido en el extractivismo como norte de las políticas gubernamentales.

Sobre esa base se construye mi segunda explicación: simplemente al Jefe Supremo se le ocurrió hacer ese camino, y con ese trazo, y punto. Se tiene que hacer. El mismo lo dijo de manera explícita: el camino se hará “quieran o no quieran”. Este es un desafío personal de Morales, demostrarse capaz de enfrentar a todo un país con tal de salirse con la suya. Y por eso su Gobierno es tan peligroso. Sin embargo, mi predicción es que, como en 2011, esto terminará en fracaso para el oficialismo. Y victoria para Bolivia.