Opinion

EL CHAPECO POR SIEMPRE
Justo y Cabal
Victor Hugo Maidana Alcoba
Lunes, 5 Diciembre, 2016 - 16:06

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Chapecó, una pequeña ciudad situada al sur del Brasil llora la partida a la eternidad del chapecoense un equipo de futbol, que supo ganarse el cariño primero de la gente de su ciudad, luego de todo el Brasil y finalmente de todo el mundo.

Un lamentable accidente aéreo cerca del aeropuerto de Medellín – Colombia, sesgo la vida de todos los integrantes del Chapecoense.

Que difícil resulta abstenerse de decir algunas palabras de homenaje para estos deportistas, pero también para los miembros de la tripulación del avión siniestrado, considerando que eran compatriotas bolivianos y la nave tenia matricula boliviana de aeronáutica civil.

Al margen de ser futbolero o no, lo doloroso es la cantidad de vidas humanas perdidas en este accidente.

Dios guarde a todos en su infinita misericordia y a sus atribuladas familias, les pedimos una cristiana resignación, con la seguridad de que quien muere en cristo nunca muere para siempre.

Chapecó despidió a sus héroes, en medio de flores, vítores y llantos, no es para menos, la tragedia nos conmueve a todos.

Como si la historia se repitiera por unos momentos, parecía retrocer el reloj caminando para atrás, algo parecido le sucedió a la ciudad nuestra señora de La Paz, en el año 1969 cuando The Stronguest, perdió también a su primer plantel en medio de dramas humanos parecidos.    

Aquel día Bolivia vivía un periodo difícil en su vida política, el General Alfredo Ovando Candía protagonizaba un Golpe de Estado, para derrocar al presidente Dr. Luis Adolfo Siles Salinas.

La torre de control del Trompillo- Santa Cruz, reportaba haber perdido contacto con la aeronave que viaja a la ciudad de La Paz, transportando al equipo gualdinegro.

El avión cayó en el distrito minero viloco en el Departamento de La Paz, la nave se precipito en un sector llamada la cancha, estaba completamente destrozado y con muestras de haberse incendiado y explosionado.

Por los datos periodísticos se sabe que la zona del desastre, llamada La Cancha, era un lugar de difícil acceso y ninguna máquina ni vehículo podía llegar ahí, por lo que el rescate de los cuerpos tuvo que realizarse totalmente a mano con algunas bestias de carga.

La noticia corrió como pólvora por todo el mundo y llegaron a las oficinas del tigre miles de palabras de solidaridad según dicen las noticias de la época.

El día del entierro una multitud de más de 15.000 personas acompañaron los restos de los jugadores hasta su última morada en el Cementerio de la Ciudad, donde posteriormente el Club The Strongest construyó un Mausoleo en su honor.

Fue el día en que La Paz lloro la partida a la eternidad de sus jugadores strongistas, estos sucesos son muy tristes, sobre todo cuando se sabe el dolor cuando aprieta el calzado del dolor.

The stronguest no murió y el tigre volvió a la vida con el aprecio y voluntad de muchísimas personas individuales y colectivas que le dieron su fuerza.

Entonces está muy claro que a la gloria se llega por obra divina  envuelta envuelta en una luz de sentimiento y fe de resurrección.

Todo está visto, la imagen de los jugadores y nombre del chapecoense son eternos, es decir el Chapeco por siempre.

GRACIAS Y HASTA LA PROXIMA CUANDO VUELVA PARA HABLAR JUSTO Y CABAL