Ni princesas, ni superhéroes. Paridad y Complementariedad

Fernando Huanacuni Mamani - Ex Canciller de Bolivia

Archivados en un cajón han quedado los clásicos VHS, los DVD y los Blue-ray. Y eso no debe extrañarnos, porque para el capitalismo todo es desechable y reemplazable. Es así, que hoy las plataformas de streaming como Netflix, Disney+, Amazon y otros son las preferidas de la industria audiovisual que pretende, más allá del formato, continuar con la misma historia y la misma lógica: “la princesa debe ser salvada por su superhéroe”.

De acuerdo a análisislingüísticos por Carmen Fought y Karen Eisenhauerde la Universidad del Estado de Carolina del Norte (EE.UU.) en películas de Disney descubrieron que los personajes masculinos“tienden a dar muchas más órdenes a los femeninos, muchos más que ellas a ellos. Y, cuando eran las mujeres las que usaban la autoridad, ellas eran más corteses que los hombres”.

Sin duda, son historias que por décadas han contribuido a transmitir una idea estereotipada de la superioridad de un género sobre otro; historias donde uno es débil y el otro es fuerte; donde el superhéroe, por lo general, tiene rostro masculino. Pero éste es sólo un ejemplo de cómo la industria del cine promueve el consumo,difunde subliminalmente una estructuraindividual, desarticulada, antropocéntrica y machista. Una historia a las que están expuestos nuestros hijos e hijas.

Esa estructuraproducto del sistema capitalista y de la cosmovisión occidental,genera una relación de egoísmo y competencia entre hombres y mujeres, alentando la falsa idea de superioridad de unos sobre otros y alejándonos de la convivencia armónica. Pues la realidad supera a la ficción.

Según la Organización de Naciones Unidas se registra un feminicidio cada dos horas, y al menos 7,5 de cada 10 mujeres sufren algún hecho de violencia a lo largo de su vida. En Bolivia, hasta la fecha, la Fiscalía General del Estado ha registrado 52 feminicidios.El último caso se registró en la ciudad de El Alto, la muerte fue por asfixia mecánica, por estrangulamiento mediante lazo.

En qué momento, como humanidad, nos convertimos en cómplices y permitimos que la vida sea arrebatada a golpes, a martillazos, a puñaladas o disparos. En qué momento nos sometimos al sistema capitalista que nos induce a acumular bienes materiales para heredar a nuestros hijos, en vez de afanarnos para heredarles valores como el honor, el respeto, el amor y la conciencia de que todo está conectado, porque en realidad no sólo es “YO”, sino lo que importa es el “NOSOTROS”.

No sólo se trata de más y mejores leyes; no sólo se trata de tener más fiscales o jueces que no estén castigando y tampoco de trata de tener más normas que regulen nuestro comportamiento, nuestras acciones. 

Se trata de iniciar un Proceso de Cambio como humanidad, un cambio paradigmático: reconstituir la Cultura de la Vida, el horizonte del Suma Qamaña, Vivir Bien.

Para ello es importante recuperar nuestra identidad cultural, me refiero a los valores y principios que nos han legado nuestros ancestros, como respetar la vida en todas sus formas de expresión; vivir en equilibrio y complementariedad con los demás, sembrando la vida en comunidad con la Pachamama.

Para el paradigma ancestral, la base de la comunidad es la familia, y de ésta la pareja. Por lo tanto, se cuida la relación hombre mujer para preservar la vida, mantener la cohesión y la armonía de la comunidad. 

Es por eso que dentro la cosmovisión andina siempre se habla de paridad, de la relación hombre mujer, “Chacha Warmi”; una relación de complementariedad y articulación de unos con otros, porque todo lo que vive en la Madre Tierra es importante para el equilibrio de la vida. Sin dañamos o destruimos a unos, será el deterioro de todos.

Para la Cosmovisión Ancestral, la Pacha, la vida, es un tejido sagrado que emerge de la relación dePachakama y Pachamama, Padre Cosmos y Madre Tierra; un tejido donde todo es par.

Pues retornar a nuestra identidad natural, será retornar a nuestro equilibrio como humanidad respetando la vida, y la armonía de la Madre Tierra, porque de la Madre Tierra venimos y a ella regresamos.