Opinion

EL PAÍS DE LOS BLOQUEOS
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Lunes, 28 Marzo, 2016 - 18:12

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“Ya le estoy esperando en la terminal de buses como quedamos para el viaje a Oruro”. “Podrías estar comprando los pasajes, yo llego en seguida. Llamada de teléfono, “Le cuento que ninguna flota estávendiendo pasajes, porque dicen que hay bloqueo de caminos de los regantes en el rio Huayculi y otro en Parotani”.

Son las once de la  mañana y en la terminal no quieren vender pasajes. “Ahora qué hacemos, tenemos que llegar o Oruro para las 19:00 horas y tomar tren hacia Atocha”. “Podríamos ir a Oruro en avión”. Llamada a BOA, nos enteramos que a Oruro viajan solo los días viernes, sábado y domingos en horas de la mañana.

Otra alternativa, “viajar en avión a La Paz y desde El Alto abordar el bus hacia Oruro, pero  necesitamos como tres horas de viaje sin tomar en cuenta otros detalles”.  Averiguado el itinerarioel primer vuelo sale a las 16:45. Finalmente a cuenta y riesgo sale una flota a las 14:00 horas,  con el advertido que iría por un desvío y que tardaríamos unas cinco horas para llegar a destino.

Estas son algunas de las preocupaciones de los pasajeros que viajan por distintos puntos del país y que deben sortear una serie de dificultades para llegar a su destino. Heredamos la cultura de bloquear caminos para plantear demandas al gobierno en busca de solución,  por la vía de la presión y el perjuicio que se ocasiona a miles de personas que se quedan en la incertidumbre de no saber qué hacer.

El bloqueo de caminos se constituye en un mecanismo de presión para que la demanda de los sectores sociales: —fabriles, regantes, mineros, campesinos, cocaleros, maestros, transportistas, etc. —sean atendidos por las autoridades gubernamentales en referencia a sus demandas de reivindicación social.

Pero este mecanismo de presión ha sido utilizada en tiempos de la democracia con los gobiernos neoliberales, que casi siempre han esperado que ocurra el conflicto, se agudice unos días y el perjudicado sea siempre el “ciudadano de a pie”  que por una serie de circunstancias viajapermanentemente de un departamento a otro.

Lo curioso del bloqueo de carreteras es que también ocurra en tiempos del “proceso de cambio” que vive el país. Muchos de los bolivianos votamos por Evo Morales pensando que desde el gobierno y siendo presidente no habrían bloqueos, porque siendo dirigente de la Federación de Cocaleros del Trópico de Cochabamba, los bloqueos eran tan frecuentes que ya nos habíamos acostumbrado a soportar y tolerar esas prácticas de presión social.

El bloqueo de caminos no debería darse en el “proceso de cambio” porque el Gobierno controla los movimientos sociales, los poderes del Estado, los ministerios, tiene dos tercios en el Parlamento, por tanto, debería existir una voluntad de diálogo, de acuerdos y de concertación entre las partes en conflicto, en búsqueda de soluciones que impidan a tiempo un bloqueo de caminos.

Es más, el gobierno debería contar con un equipo de expertos que se anticipen a la solución de los conflictos, en una actitud de escucha y de una voluntad política para dar respuestas oportunas a las demandas de los sectores sociales, una veces es siempre posible ceder, en otras,  hacer conocer las posibilidades reales de atención de una demanda sin que signifique que uno es el ganador y el otro el perdedor.

El Gobierno tiene el encargo constitucional de satisfacer las necesidades de los ciudadanos, independientemente de las presiones que siempre terminan perjudicando a los viajeros que transitan por el país en afanes de negocio,  trabajo, turismo, diversión,  que son parte también de la estrategia de supervivencia y del buen vivir.

El autor es periodista y docente universitario.