Opinion

LA TIERRA DE LOS CERROS COLORADOS
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Miércoles, 20 Julio, 2016 - 11:49

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Hablar de Agustín Ugarte,  “El maestro”, el mejor futbolista de Bolivia y que terminó pobre en la ciudad de La Paz o recordar al artista Alfredo Domínguez que vivió en Suiza y que murió con mal de chagas después de haber triunfado como el mejor guitarrista boliviano o bien  referirnos a Humberto Leytón apodado como el “negro” el intérprete de “Rompe Cantarito”, nos evoca a Tupiza, la Capital de la Provincia Sud Chichas en el Sud de Potosí, conocida como “la joya bella de Bolivia”
 
Para llegar a Tupiza desde la Llajta (Cochabamba) necesariamente se tiene que viajar a Oruro y abordar el tren de las siete de la noche para pasar por la estación de ferrocarril de Uyuni, luego la estación de Atocha y emprender viaje a Tupiza por espacio de doce horas. Un viaje largo,  pero placentero porque se puede permanecer en el comedor y pasar el tiempo conversando con los amigos y disfrutando del paisaje del altiplano.
 
Tupiza se encuentra a 250 kilómetros de Oruro y es una ciudad cabecera de valle, un clima templado, produce maíz, frutas, hortalizas, tiene ganado vacuno, caprino y ovino, con abundante leche y derivados de queso.  Es un centro agrícola importante, centro ferroviario y de comercio vinculado a Villazón y La Quiaca (La frontera entre Bolivia y Argentina), rodeado de cerros colorados y un río que bordea la ciudad.  Un lindo paisaje donde no es posible que un buen tupizeño deje pasar la oportunidad de montar a caballo y hacer un recorrido por la ubérrima campiña.
 
La Fiesta de Reyes (6 de enero),  conocido mejor como la Fiesta de Remedios, contribuye a realzar las tradiciones y costumbres de Tupiza, a pocos días de iniciado el año nuevo, constituye un espacio de veneración  a la Virgen de Remedios, la diversión y el esparcimiento que no puede estar de lado y que caracteriza el espíritu festivo del tupizeño. Para esta fecha los residentes tupizeños que se encuentran dispersos a lo largo del país, regresan a su ciudad para pasar una vacación corta en medio de actividades festivas.
Si alguien casualmente ha pasado por Tupiza hacia Villazón en tren ferroviario o en sentido contrario hacia la estación de Atocha, Uyuni y Oruro y no prueba un delicioso tamal (mote pelado y molido con ají, jigote de papa, carne, cebolla y zanahoria) no ha estado por Tupiza. El Tamal es cocido en olla y cubierto por una chala, pero además del queso que no se vende en ningún lugar de Bolivia, salvo Tupiza, por un alero que distingue y le da un toque muy característico.
La anata y la tarqa es el instrumento privilegiado de los tupizeños y se organizan en grupos de intérpretes, un tamborero y bombero para ejecutar música chicheña que caracteriza a la región de los Chichas, presente en los carnavales y las fiestas religiosas como parte de la tradición y la cultura que aún se mantiene viva. Los músicos visten ponchos rojos y sombrero de color negro, atuendo característico del tupizeño que ama y quiere a su tierra.
Tupiza el 4 de junio celebró el 457 aniversario de su fundación, un aniversario que compromete a sus autoridades, instituciones y organizaciones cívicas, religiosas, deportivas, culturales y sindicales a poner esfuerzo para que Tupiza no esté olvidada y marginada del poder central. Pese a estar al sur del país, cerca de Villazón la frontera con la Argentina, Tupiza merece la atención el gobierno para el progreso y el desarrollo de los Chichas.