Opinion

La gratitud de Pablo Escobar
Ojo Crítico
GROVER CARDOZO
Miércoles, 26 Julio, 2017 - 17:44

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Que una persona declare en público que vino a Bolivia  sin nada y ahora tiene todo,  muestra   una virtud cardinal que pocos  pueden exponer, pero así mismo  explica porque los  astros se alinearon   en estos últimos años  tan a favor de Pablo Escobar y su equipo The Strongest. “Llegué prácticamente sin nada y hoy puedo dar de comer a mi familia”, declaró con arrolladora franqueza el buen futbolista a La Razón.

Su confesión prácticamente es un mazazo en la cabeza  de quienes, después de    lograr un buen nombramiento o un ascenso en su carrera profesional, creen que todo se lo deben a su genialidad personal y no a las buenas vibraciones, energías  y apoyo que reciben del  entorno social y humano.

Quienes sin ser paceños vivimos en La Paz y que viniendo de Paraguay, Oruro o Cochabamba,  labramos   con  trabajo, fe y gratitud   un espacio en esta bellísima hoyada,  podemos hablar como Pablo.

“Soy un eterno agradecido primero a San José que me abrió las puertas y después al Tigre que me dio todo profesionalmente y también un techo, un hogar, esas son cosas que yo valoro mucho” dijo.

La llegada de Pablo a Bolivia   plantea una  urgente reflexión En varias ciudades de nuestro país hoy se están asentando -llegado del exterior- artistas, empresarios y profesionales  y ciudadanos de diferentes oficios. Vienen por unos años al país, lo conocen, se  internan en sus misterios y al quedar embrujados  por lo que tiene Bolivia,  deciden quedarse.

Con todo derecho esas personas vienen a florecer en Bolivia y  a demostrar el talento que les dio la vida.  Esta postura  va a contracorriente de lo que hacen miles de compatriotas que año tras año salen a EEUU, Argentina, o España a  cumplir oficios que no son lo mejor de la vida en términos de dignidad y respeto a los  derechos humanos.  Decepcionados de su país salen a cuidar ancianos, a limpiar baños o a trabajar en el  durísimo sector de  la construcción, cuando en Bolivia tienen un espacio virgen para hacer  germinar emprendimientos  y donde les iría mejor  si  proceden  sin prejuicios, con modestia y unos gramos de ubicación.

Un amigo que vivió por un tiempo en Madrid decía: “Allá ejercen actividades que nunca harían en su propio país y eso lógicamente porqué allá nadie los conoce”.

Pablo Escobar y muchos ciudadanos que  llegaron  de diferentes países están demostrando que Bolivia es una tierra de oportunidades  y donde todo está por hacerse.

 

 A orureños, cochabambinos o cruceños nos falta  entender que  este es  nuestro país y que es    aquí donde hay que lavar baños, vender helados o dirigir empresas. Falta comprender que estamos en  nuestra tierra, en nuestra casa, con todo lo bueno y malo que  ella pueda tener.