Opinion

APLAZADOS EN MINERIA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 8 Abril, 2014 - 17:47

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Bolivia, un país tradicionalmente minero; hoy su mayor debilidad como Estado. El último conflicto con los mineros desveló que no tenemos juristas entendidos en la materia ni las Universidades forman técnicos en el ramo: sencillamente nos aplazamos.

A esa conclusión llegó el presidente Evo en ocasión de la posesión del nuevo Ministro, a quien se encomendó aceptar los retos que significa la minería del Siglo XXI.

La historia de las últimas décadas nos permite diferenciar  dos realidades: la minería estatal y la cooperativizada. Desde la nacionalización de las minas en los años 50 del pasado Siglo, el rubro descolló con la Corporación Minera de Bolivia, COMIBOL. Tenía trabajando en los socavones no menos de 20 mil obreros, eran verdaderas empresas que además tenían profesionales, técnicos cuya responsabilidad era dirigir la mina con criterio y productividad. Esto duró hasta el famoso decreto 21060 de 1985.

En ese tiempo, las Universidades eran famosas por sus carreras de ingeniería de minas, geología y otras afines a la explotación del subsuelo, sus egresados tenía trabajo seguro; en las facultades de Derecho era una materia que se tomaba con seriedad, precisamente la minera; luego de la relocalización también estas carreras se vinieron abajo, hoy casi nadie escoge esa área porque las posibilidades de trabajo son mínimas.

El neoliberalismo dejó un ejército de desocupados de las minas, pronto se adscribieron al sistema cooperativizado, no pocos de sus dirigentes ahora son los defensores de las Cooperativas Mineras y, según las estadísticas, suman más de 30 mil obreros bajo ese sistema.

La verdad es que los verdaderos socios cooperativistas no pasan de cinco mil o menos, el resto son peones, sino todos tendrían autos de lujo, casas, empresas privadas, inversiones en diferentes rubros. Sencillamente aquí se presenta la explotación del hombre por el hombre. Los socios son los adjudicatarios de parajes o concesiones, son los dirigentes, cabecillas; pero los miles son peones, jornaleros. Campesinos que por temporadas encuentran ocupación en la mina, ni entienden lo que es la Cooperativa.

Los mineros de la Comibol, en tiempos de las dictaduras luchaban junto al pueblo por mejores condiciones de vida, no sólo para ellos, sino para todo el pueblo; pregonaban la mejor distribución de la riqueza en el país para acortar la distancia entre pobres y ricos; en las cooperativas la riqueza se lleva el socio, el dueño de la cooperativa, esa es la diferencia.

La mina en tiempos de la Comibol era bien atendida: sistema de refrigeración, ventilación, seguridad ante todo, emergencia para salud, drenaje, sistema de medición de avance, cambios permanentes y sistemáticos de los callapos, prospección y orientación geológica, allí se requería técnicos, ingenieros y otros profesionales.

En las últimas décadas, desde la relocalización, hemos vuelto a la entrega de nuestras riquezas mineras al mejor postor; se hace noticia de que se hacen millones por concepto de regalías; pero no se sabe dónde se invierte, qué se hace o dónde están. Sería bueno que cada “cooperativa” desvele cuánto aporta al país por cada tonelada que explota y cómo se distribuyen los dividendos al interior, entre cuántos y a cómo.

En la Comibol se trabajaba en interior mina, ahora se hace a rajo abierto, así desaparecen cerros enteros, paragógicamente en el Cerro Rico de Potosí se procede a rellenar con cemento, en otros lugares a nadie le interesa conservar la naturaleza y el entorno.

De manera peligrosa el Estado ha dejado crecer un ejército de peones de las cooperativas, que con dinamita en mano y sin priorizar el raciocinio, a tal punto que sus patrones reclaman para sí haber puesto en el poder al gobierno actual y que también puede bajarlo. Es decir, sólo ellos suman el 64% de los votos en este país.

La historia de la minería nos ha dejado un tendal de miseria, silicosis, pueblos fantasma, acumulación de riqueza en pocas manos, hombres que escupen sangre para que otros vivan mejor, añadido a la naturaleza destrozada, irrecuperable, devastada; entonces en estos tiempos bien haría el nuevo ministro de minería proponer que la riqueza de esta patria es de todos, por lo tanto la nueva ley tendría que ir en consulta a todos los sectores de los bolivianos.