Opinion

ESPERANZA ELECTORAL
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 29 Julio, 2014 - 13:07

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El próximo 12 de octubre, día de las elecciones generales, Bolivia escribirá una página importante en su historia nacional, será la última palabra de la expresión del pueblo emitida en el voto que es personal y secreto, en definitiva, hablará el Soberano.

Mientras esta fecha no llegue todo es especulación, incluida las “encuestas” que no son definitivas y se hacen según el color del vidrio con que se quiere ver. Debemos tomar en cuenta que el soberano no sólo es aquel que tiene acceso a internet y las páginas sociales o una línea fija de teléfono quienes generalmente son los entrevistados por los programas de medios de comunicación, tampoco son todos quienes se encuentran en las plazas donde trabajan los comunicadores.

Según las cifras, algo más de seis millones de ciudadanos, con igual o mayor a 18 años acudirán a las urnas para elegir a 130 diputados y 36 senadores para la Asamblea Legislativa Plurinacional, además del Presidente y vicepresidente de Bolivia.

En esferas de la cúpula del oficialismo se tiene el mandato de trabajar en la campaña electoral “como si estuvieran perdiendo”, “no debemos confiarnos” es la orden. La mira está puesta en superar el 54% de votación anterior y garantizar las 2/3 tanto en diputados como en senadores, así se tendrá garantía de gobernabilidad y aplicación total del plan de gobierno del MAS-IPSP.

Si ninguno de los cinco candidatos obtiene esta cifra, lo que se prevé es que se recurrirá a los pactos o acuerdos para controlar el Legislativo entre las tiendas políticas que accedan a tener curules, esto supone chantajes, exigencias, caprichos y en definitiva el cuoteo de las instancias de poder con que se cuenta en el Estado. No se garantiza la gobernabilidad.

Según alguna corriente de opinión éste es el objetivo de la oposición, desgastar o socavar el piso del gobierno de Evo y llegar a acortar su próximo mandato presidencial, volver a tener elecciones generales dentro de los próximos cinco años en la esperanza de que el “instrumento político” tenga decadencia y se ahonde la división entre sus simpatizantes y militantes.

Por el otro lado, de lograr los 2/3 en el Legislativo, que supone contundente triunfo en las elecciones, trabajar en una visión de futuro, más allá de los próximo cinco años de gobierno mirar el horizonte hasta el 2025; pero con la presidencia de Evo Morales. Se apuesta a que definitivamente el voto del pueblo decide. Si se propone un referéndum para buscar la reelección de presidente y vicepresidente, revisando la Constitución, se tiene la certeza de que se podrá tener apoyo por mayoría.

El escenario electoral y político en el país es interesante. El próximo 12 de octubre por primera vez emitirán su voto alrededor de un millón de jóvenes que cumplen 18 años, la mayoría de ellos están en las ciudades o centros urbanos, son jóvenes que tenían 13 años en la última asistencia a las urnas, este voto decide, prácticamente abrieron los ojos a la realidad política sustentada por Evo.

También hay otra verdad: la clase media asentada en las ciudades. Según la opinión internacional confiable se asegura que cerca a otro millón de personas en Bolivia dejaron su condición social de pobreza y se acomodaron en un nuevo status gracias a la política económica de los últimos años, así se explica que en el país existe un auto por cada cinco habitantes, sea chuto, legal o con placa clonada.

Mientras no exista el riesgo de perder este privilegio, el voto será a favor de Evo, ni duda cabe, aún se tenga la firmeza en el gobierno de que esos motorizados no serán nacionalizados. La apuesta del plan de gobierno del MAS es la reducción a cero de la extrema pobreza junto a los servicios básicos para todos en las ciudades y avanzar hacia el área dispersa con electrificación, agua potable, alcantarillado y carreteras.

Se propone también que la posesión de tierras en Bolivia será para quienes la produzcan, la trabajen y tendrán el apoyo con riego, el seguro agrario universal hasta alcanzar a los 520 mil hectáreas, es decir, que en el país tengamos seguridad alimentaria. El escenario se presenta interesante.