Opinion

Muebles y alfombras
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Viernes, 2 Diciembre, 2016 - 17:31

Valorar: 
sin votos aún

Todas las instituciones, públicas y privadas, tienen sus muebles y alfombras. Si nos fijamos en detalle, los muebles son de madera prensada de industria brasilera, las alfombras son chinas o de otra procedencia extranjera. ¿Cuánto se ha gastado en estos bienes para cada oficina que existe en el país?

Los ejecutivos y sus secretarias lucen sillones bien pulidos pero no son de industria boliviana, los muebles de living en los despachos de altos funcionarios tienen costos altos mientras que en el recibidor o la antesala de las oficinas públicas dejan mucho que desear, hasta dan mal aspecto; pero sigue siendo la industria de muebles y alfombras.

A propósito de los muebles y alfombras para las nuevas oficinas del Ministerio de Economía, uno se pone a pensar: ¿por qué no se contrata la mano de obra boliviana en alfombras y se usa además madera nacional para los muebles para todas las dependencias del Estado? Si se considera que se destina alrededor de 15.000 bolivianos en muebles por cada funcionario de oficina: ¿cuánto de dinero se tiene invertido en estos bienes en todo el país?

Bolivia es rica en materia prima para la industria de muebles y alfombras. En el país existen alrededor de 15 mil unidades productivas de muebles que periódicamente realizan ferias en las capitales de departamento, se observan acabados de calidad, nuevos modelos, obra trabajada en madera fina y dura, ¿hay incentivo estatal para este sector?

La industria de la madera requiere además maquinarias, herramientas, insumos y otros accesorios que también pueden ser hechas en Bolivia, aprovechar, por ejemplo, las ferias de los institutos tecnológicos que se organiza anualmente; se conocen a los ganadores en diferente tipo de máquinas; ¿pero dónde está la producción en serie y al mercado específico? 

Los maestros carpinteros junto a su taller van desapareciendo, se pierde un valioso recurso humano y la calidad de su trabajo porque no existe apoyo alguno, menos se crea mercados, se prefiere lo importado, barato e inservible porque la madera reciclada está de moda y los muebles se traen desde el exterior.

¿Somos incapaces de fabricar nuestras propias alfombras? ¿Deben venir de China, Irán o la India? Los tapices que tenemos en casa, ¿qué industria tienen? La verdad es que no valoramos lo nuestro ni siquiera en estos rubros que han hecho noticia porque se destina 8,6 millones de bolivianos sólo para amoblar las oficinas de un Ministerio del Estado.

En el país se tiene calidad de alfombras con materia prima de los camélidos; llamas y alpacas, exclusivas con hilado manual, también puede aprovecharse la lana de ovinos; pero esta curtiembre que se acopia en las ferias de provincias (Challapata y otros lugares) va rumbo a Perú donde se industrializa y al país vuelve con valor agregado o se envía a otros mercados del mundo; pero con materia prima boliviana, igual ocurre con la industria de la madera.

Las gobernaciones, Alcaldías, el poder Judicial, YPFB y otras dependencias del Estado están amuebladas y alfombradas: ¿a qué costo y con qué industria? El mobiliario que se da de baja: ¿a dónde van a parar? Si la política de Estado fuera que toda oficina debe ser equipada en muebles, tapices y alfombras con industria nacional, serían miles de artesanos dedicados a esos rubros que tendrían trabajo, ingresos económicos, movimiento de capital, mejores condiciones de vida.

Se advierte que hasta en estos rubros somos dependientes de otros mercados, especialmente de la industria china o brasilera, estamos inundados por esas ofertas en nuestros mercados; por lo tanto a nadie interesa que se fomente lo nuestro, lo boliviano.

--------------------

S-251016