Opinion

Pobreza
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 27 Septiembre, 2017 - 19:18

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¿Nos imaginamos cómo es morir de hambre? ¿Hemos sentido lo que es vivir en la extrema pobreza? ¿Conocemos personas que no tienen dinero ni para comprar el pan del día? ¿Hacemos algo por ellas? Estas preguntas y otras ruedan por mi mente al saber que una niña murió de hambre en el Norte de Potosí, otra por los Yungas y luego más noticias similares hasta lo último en El Alto donde una abuelita vivía en completo hacinamiento junto a su hijo y sus animales en un solo cuarto.

En las calles de nuestras ciudades están cada día personas que estiran la mano para pedir limosna, vistiendo harapos, soportando el frío, la lluvia, las inclemencias del tiempo y también, en la mayoría de los casos, la indiferencia de la gente. ¿Esas personas son pobres?

En los lugares públicos, restaurantes, bares y cantinas también pululan mujeres, casi ancianas, con una canastita que contiene dulces, fósforos y cigarrillos  que se ofrecen al parroquiano; pero son alejadas del lugar de mala manera por el propietario o el mozo; pues “dan mala impresión”. Lo peor es ver en estos lugares a niños también ofreciendo algún producto.

¿La extrema pobreza es una excepción en nuestra patria o es una constante? Según las estadísticas que manejan los estudiosos, de cada 100 personas, 17 somos pobres en Bolivia en los actuales tiempos. Hace diez años la cifra rondaba por los 38 de cada 100; lo que no se cuantifica con precisión es la extrema pobreza.

El Banco Mundial define que una persona que vive con menos de 1.25  dólares diarios está en extrema pobreza. En nuestra economía sería como poder vivir con Bs. 8.50 al día. ¿Cuánto gastamos diariamente, en promedio? O de otra manera: ¿cuánto ganamos al día? ¿Nos alcanza para cubrir nuestras mínimas necesidades? ¿Tenemos capacidad de ahorro? ¿Estamos haciendo inversiones?

Vivir en extrema pobreza significa desnutrición, piel y huesos. Esto acarrea infecciones; es decir, estar expuesto a contraer enfermedades de todo tipo, especialmente diarreas. Sufrimiento humano, muerte, dolor…

Hay varias formas de medir la pobreza; la más generalizada es el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI, que tiene que ver con la calidad la vivienda que se ocupa, si tiene servicio de agua potable, luz, alcantarillado; además las posibilidades de acceso a la educación, servicios de salud, gozar del ornato público, bienestar que la misma sociedad exige.

¿Cómo estamos en Bolivia? Se publicita que cada año se entregan miles de viviendas sociales en todos los departamentos, con servicios básicos incluidos: ¿Quiénes se benefician de esas construcciones? ¿Cómo es que esa abuelita de 80 años vivía hacinada y un ambiente maloliente junto a sus perritos y gatitos? ¿Es una excepción?

De la realidad manifiesta podemos colegir que están fallando las políticas públicas y la mala distribución de la riqueza. Por un lado, las Alcaldías municipales deben mostrar mayor preocupación por su gente, las subalcaldías deben conocer a los vecinos, identificar quiénes están en la pobreza y quiénes rondan la extrema necesidad. También son corresponsables las Juntas de Vecinos, ¿O sólo es cuestión de politiquería?

En una sociedad donde hay pobres su gente está expuesta a la explotación inmisericorde, para efectos económicos de beneficio para pocos, se hará todo lo posible para mantener o acrecentar esa condición y obtener ganancias. Es la explotación del hombre por el hombre. Esto conlleva al abandono de la familia, la inseguridad, aparición de las Villas Miseria en la periferia de las urbes. La pobreza es una calamidad.

Mientras el cantor nos diría: “A esta hora exactamente hay un niño en la calle”, la distracción nuestra está en que si Evo es otra vez candidato o no.

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S-260917