Opinion

LOS EXPERTOS DEL TWITTER
Parte-Contraparte
Rubén D. Atahuichi López
Jueves, 28 Marzo, 2013 - 11:32

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No debe pasar más de dos años, incluso un poco antes, que muchos bolivianos se hayan abierto al debate público intenso a través de la red social Twitter, una herramienta de comunicación eficaz, necesaria para la noticia urgente (¿seguirá siendo la radio inmediata como antes?), capaz de expandir cualquier rumor como información real, cualquier otro tema irrelevante en un asunto de Estado o sentenciar a muerte civil a un personaje normalmente político.
No voy a teorizar sobre esto, pero —como dice el periodista español Lluís Bassets— lo que se hace por ésta y otras redes, para quienes hace poco éramos los “dueños” de la recopilación, procesamiento y difusión de las noticias, es simplemente “práctica del preperiodismo”. Por “la trascendencia que se le da al rumor, no hay muchas veces verificación”.
En los últimos días, un asunto que cobró gran trascendencia en la opinión de los tuiteros fue el nombre que la Asamblea Departamental de Oruro puso al aeropuerto Juan Mendoza y Nernuldes: Evo Morales Ayma. Abstrayéndome de comentar de si el movimiento fue legítimo o no, el asunto dio para una serie de elucubraciones sobre el “ego” del Presidente del Estado, considerando que, en realidad, fue un acto oficioso de un grupo de masistas y no así una decisión presidencial, como me lo aclaró después en una charla posterior a una entrevista. Políticos, analistas, periodistas y otros ciudadanos se pusieron a hablar del tema por el tiempo que duró el conflicto en Oruro, algunos especularon sobre la pertinencia legal de la nominación, unos consideraron las motivaciones éticas en el acto y otros hablaron por simple aversión a Morales.
Antes del tema, el caso de la muerte de la colega Hanalí Huaycho había inundado las redes. Que el asesino, Jorge Clavijo, está fuera del país; que la Policía Boliviana lo está protegiendo; que el cadáver encontrado en los Yungas no era él, sino “sembrado” por el “prófugo” o el de Cecilio Canchari, fallecido en un accidente vial hace meses...
Claro, a pesar de las dudas en el caso, la especulación es también, pues, libertad de expresión.
Hace dos días se ha instalado otro asunto en el Twitter (y el Facebook): la condecoración anunciada por Morales a Lionel Messi, la estrella del Barcelona y la selección de Argentina que esta tarde  juega con su par de Bolivia. Buena parte de los “webactores”, como los llama Ignacio Ramonet, cuestiona la distinción anunciada para hoy y se pregunta, por ejemplo, por qué el argentino y no el boliviano Ronald Raldes. Otros dicen que el Mandatario tiene la excusa para tomarse la foto con el astro mundial y éste se justificó en sentido de que el homenajeado es un ejemplo para la niñez.
Ya pasaron por el mismo escrutinio verbal la marcha por el TIPNIS, el lapsus presidencial en las coplas de carnaval del año pasado o el supuesto hijo de Morales, rumor divulgado por Samuel Doria Medina. Todos con la misma intensidad, entre la saña, la crítica sana y la posición política. Será siempre así.
Lo cierto es que, a pesar de ser una buena herramienta y un termómetro de la opinión ciudadana la red social, el mal uso del Twitter está matando la verdad y, en el caso de quienes ejercemos este oficio, está dañando el buen periodismo. Aunque, claro, está democratizando el uso de la palabra. Lo ideal sería evitar ser los expertos en todo, ser forenses en el caso Clavijo o ser los jueces de nada.