Proceso de Cambio

Por Fernando Huanacuni Mamani*

El proceso de cambio dentro de los conceptos políticos tradicionales, está catalogado como una revolución, entendiendo que busca realizar cambios profundos. Pero desde la estrategia de los pueblos originarios, el “proceso de cambio” es un proceso de retorno a nuestras raíces.

Dentro los conceptos políticos occidentales tradicionales se conciben los procesos reformistas y los procesos revolucionarios. Los procesos reformistas emergen de procesos electorales democráticos y pueden intentar producir cambios, pero la historia ha demostrado que no producen grandes transformaciones y se reducen a simples reformas, como es el caso de todos los países llamados "democráticos".

En cambio los procesos revolucionarios realizan un quiebre en la historia a través de la lucha armada y producen cambios estructurales profundos, como es el caso de Cuba, China, Nicaragua y otros. Desde la visión de la izquierda, los procesos revolucionarios solamente plantean la lucha de clases, y no se considera la identidad cultural originaria. El proceso de cambio desde la estrategia de los pueblos indígena originarios es un proceso, que si bien emerge de un proceso electoral, tiene características de un proceso revolucionario, pero sin haber pasado por la lucha armada. El proceso de cambio que está llevando adelante el movimiento indígena originario en el Estado Plurinacional de Bolivia, en esencia plantea un cambio de paradigma, más allá de sólo una lucha de clases.

Para el movimiento indígena originario el proceso de cambio plantea un cambio estructural del Estado, desde la cosmovisión ancestral comunitaria. El proceso de cambio implica un punto de inflexión en la historia y para poder comprenderlo tenemos que entender las fuerzas y la ideología que lo han generado. Dentro este proceso histórico el proceso de cambio es una respuesta primero, a la deuda histórica colonial que debe resolver toda la exclusión económica, social y política, y una imposición cultural y espiritual a los pueblos indígena originarios. Segundo, constituye una respuesta a la crisis de la modernidad, que ha sumido a las sociedades en un individualismo extremo y en un proceso de depredación de la Madre Tierra. 

En la década de los 90, a través de constantes reflexiones, en seminarios y encuentros, nuestras organizaciones proyectaron una agenda internacional en la lucha de los pueblos indígena originarios, sin renunciar jamás a nuestras marchas y levantamientos. Uno de los puntos de esta agenda es la conformación de asambleas constituyentes originarias en los Estados en los que somos mayoría, y en los Estados en los que exista una conciencia social y conciencia comunitaria. En los Estados en los que somos minoría, nuestra agenda contempla primero la demanda de Autonomía Indígena, para luego promover asambleas constituyentes originarias, aliadas a las organizaciones sociales. La estrategia trazada en la reconstitución de nuestra identidad plantea el cambio de los Estados Uninacionales a Estados Plurinacionales. La implementación de la estructura del Estado Plurinacional, es el primer paso de la descolonización.

En este sentido proponemos los Estados Plurinacionales como una estrategia inicial para desestructurar los Estados coloniales y para generar condiciones favorables al proceso de reconstitución de nuestra identidad, entendiendo que los estados coloniales pretendieron acabar con ella. Por lo tanto recuperar hoy nuestra identidad, constituye recuperar nuestra dignidad.

El planteamiento del Estado Plurinacional, que propone un cambio estructural, emerge de la cosmovisión ancestral, y asume que su población está integrada por personas de varias naciones, a diferencia del Estado Uninacional, que asume que su población está integrada por personas de una sola nación. Las Repúblicas son los Estados Uninacionales, que reconocen solamente una cultura, la occidental y promueven un proceso de homogenización y aculturación a lo occidental.

El proceso de cambio en Bolivia, está despertando y unificando al movimiento indígena internacional, y está dando lineamientos a los movimientos sociales del mundo. Por esa razón, es un proceso de vital importancia para el continente y el mundo, porque representa una esperanza no sólo de un nuevo modelo de gobierno, o de nuevos líderes, es la esperanza de un cambio paradigmático, pasando de un paradigma de vida individualista y depredador, a un paradigma de vida comunitario. El movimiento indígena originario considera este proceso, trascendente para nuestros hijos, nuestros nietos y sobre todo para volver a equilibrar la vida, por lo que constituye una responsabilidad generacional cuidar y defender el proceso de cambio.

*Fernando Huanacuni es aymara, miembro de la Comunidad Sariri.