Opinion

MINERIA USURPADA
Sobrevigencias
Alfredo J. Zaconeta Torrico
Jueves, 26 Marzo, 2015 - 20:39

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Como siempre con grandes discursos y desfiles, conmemoramos 136 años de la letal usurpación de nuestro litoral. No como siempre, considero que la conciencia sobre la pérdida de costa hoy más que antes es latente; sin embargo, no es de dominio general la conciencia cabal de la dimensión de lo que Bolivia perdió con la invasión chilena; los discursos omite aspectos importantes, como la minería.

La mal llamada Guerra del Pacífico–porque a todas luces esta fue una invasión premeditada – tuvo una larga gestación, misma que se remonta a inicios del siglo XIX, cuando los intereses de capitales británicos; luego de lograr la aceptación general del guano como abono en los países europeos, se instalaron en diferentes puntos de la costa del océano pacifico entre Perú y Bolivia. Posteriormente el guano fue sucedido por el salitre, recurso explotado por el empresario chileno José Santos Ossa y más tarde por la casa Guillermo Gibbs, quien después de muchas maniobras logró apropiarse de las salitreras de Tarapacá y Antofagasta.

Perú urgido por la necesidad de recursos nacionalizó estas concesiones creando la empresa “Estanco Salitre” en 1873, medida que afectó a los intereses británicos, que para ese entonces ya operaban en nuestro país. Fruto de esta acción, los intereses británicos volcaron sus ojos hacia Bolivia, poseedora de un reservorio atractivo derramado en sus costas. Los intereses ingleses y la oligarquía chilena pactaron y dieron los lineamientos para proceder con la invasión a Bolivia en 1879.

El territorio boliviano, usurpado por Chile, tenía una extensión de 120.000 km2. En un principio el usurpador sustrajo a Bolivia guano y salitre; más tarde nos despojaría del cobre, oro, plata y los todos los recursos evaporíticos depositados en el Salar de Atacama.

En su libro: “Desarrollo económico e histórico de la minería en Bolivia”, el historiador Roberto Arce señala: “La conquista del departamento del Litoral, por parte de Chile, representó para aquel país uno de los mayores aprovechamientos económicos que registra la historia como consecuencia de una acción bélica. En efecto, los ingresos impositivos provenientes del guano y salitre y, después, de la plata proveniente de los yacimientos Caracoles, permitieron el desarrollo económico de ese país. Posteriormente el cobre de Chuquicamata, el yacimiento cuprífero más grande del mundo, ha reportado enormes ingresos aún en nuestros tiempos”.

En la extensión del territorio usurpado por Chile, se desarrollaron varias minas entre ellas: El Abra, Michilla, Spence, El Tesoro, Esperanza, Gaby, Mantos Blancos, Lomas Bayas Zaldivar, El Peñón y las más conocidas, La Escondida y Chuquicamata, esta última considerada como la mina de cobre más grande del mundo, inició sus operaciones en 1910 y se extiende hasta nuestros días, junto a los Recursos Evaporíticos del Salar de Atacama (litio, potasio y yodo), fueron y son el sustento de la economía chilena.

El año 2014 la Compañía del Cobre CODELCO registró ingresos por un valor de $us 2.229 millones de dólares y hasta septiembre del mismo año SOQUIMICH registró utilidades que ascienden a $us 218 millones de dólares.

La invasión de Chile a Bolivia fue un hecho planificado, como medida geopolítica, en claro atentado a nuestro desarrollo, letal suceso que aún aqueja hoy en día a nuestra Bolivia. Sin esta invasión, la realidad chilena sería otra; su historia y desarrollo económicos se escribieron gracias al aprovechamiento de los recursos naturales  usurpados a Bolivia desde el guano y salitre, hasta el cobre y el litio.

Será labor del gobierno y de todos conocer y sumar estos criterios con mayor detalle a la formación de una conciencia nacional en nuestra población, para entender en cabal dimensión lo que significó y significa la usurpación chilena.

 

Alfredo J. Zaconeta Torrico es periodista

http://juancutipa.blogspot.com