Subirle nivel a la política

Adalid Contreras Baspineiro *

En un ambiente político de extrema polarización, proponemos la frónesis o diálogo con prudencia, sensatez y argumentaciones en función del bien común, como la fórmula para enfrentar la pandemia por Covid-19 y superar la pandemia política. 

Los debates televisivos expresan bien el mal momento que está viviendo el país. No, no se trata de un juego de palabras, porque la pirotecnia verbal es un mal reflejo de un país bien desbordado. Desbordado por una democracia desportillada desde sus distintos flancos, con rebalses de los caminos por donde suelen circular los diálogos. Desbordado también en las actitudes abrumadoras que exaltan las diferencias entre los grupos polarizados y que cierran sus mundos en sus propias conveniencias. 

Desbordado angustiosamente por la pandemia que nos encontró precarios en recursos sanitarios, con más pobres de lo imaginado sobreviviendo en la economía informal, sin políticas claras y con miserias (in)humanas en las (in)capacidades para generar pactos que permitan enfrentarla como sociedad, en conjunto. Y desbordado por una pandemia política expresada en bloqueos deshumanizados y amenazas autoritarias que deshacen a contrapunto los tejidos de pacificación que se estaban bordando con tanto esfuerzo.

¿Tenemos que aceptar como válida la afirmación de que ésta es la “nueva normalidad” que caracteriza estos tiempos de pandemias? ¿Es el desborde el signo de estos tiempos?, ¿es el desarraigo normativo y social la forma contemporánea de vida?, ¿es la polarización irreconciliable la cara del campo político?, ¿son las políticas mezquinas con la vida la garantía de institucionalidad democrática?, ¿son las obstaculizaciones de la circulación de oxígeno, medicamentos y alimentos las expresiones de conciencia?, ¿es la apelación destructiva del otro la alteridad que construye proyectos?

Si es esta la nueva normalidad en la que debemos socializarnos y legitimar nuestros sentidos políticos y espirituales de sociedad, quiero militar en la vieja normalidad capaz de subvertir -y desbordar- este (des)orden. Es menester trabajar amplificando el dinamismo de esa vieja normalidad que sabe que los cambios tienen que transformar primero los modos de construir la realidad de quienes la destruyen (tampoco es un juego de palabras). Nunca se toca fondo, aunque ahora, casi, casi. 

Estamos a tiempo de reencaminar el país en la normalidad basada en la cultura de la vida, si nos atrevemos a identificar dónde están sus obstáculos y si nos proponemos superarlos. El camino es el diálogo y lo que motoriza su recorrido es la concordia. Diálogo y concordia que hoy suenan a desplazamientos lejanos, ajenos, extraños, esos son los elementos de la utopía que pueden hacer los cambios en los factores que legitiman y atizan las conflictividades que destruyen.

Propongo asumir la frónesis como metodología. Frónesis tiene acepciones diferenciadas que refuerzan la sensatez como su idea base. Por su etimología del griego phroneo, significa comprender y phronesis se refiere a la virtud de la prudencia. Frónesis se entiende también como la sabiduría moral que permite definir las metas y los medios para alcanzarlas. Más coloquialmente, frónesis implica la capacidad para discernir o la habilidad para pensar y actuar cómo debemos cambiar nuestras vidas para mejor. 

En su sentido político, frónesis es el conocimiento previo a la praxis, o a la acción política. Supone una intencionalidad para que el sentido de convivencia sea la guía del pensamiento crítico y de la acción cotidiana y organizada con conciencia de lo que se hace, y de lo que se espera. Esta opción supone un compromiso, opuesto al que está primando en el ambiente de sabotajes, ofensas verbales y violencia en los que se ha traducido la polarización. Supone la capacidad de discernir la realidad primero viéndola críticamente, luego pensándola para generar otros rumbos y, finalmente, intervenir en esa realidad para transformarla.

Frónesis es entonces tener la capacidad de escucharse, es debatir con argumentos, confrontar para generar alternativas, y dialogar para construir procesos encaminados al bien común. Frónesis en la realidad actual del país es una forma de superación del nivel de la política, sacándola de la oposición desquiciada entre el gobierno y el MAS, cuyas intransigencias están exponiendo al país a límites muy peligrosos que podrían derivar en tragedia. 

Construir con sensatez un futuro viable pasa por comprometernos en un gran acuerdo nacional por la vida de las y los ciudadanos y de la democracia, antes que la pandemia por Covid-19 nos gane la batalla y antes que la pandemia política nos inviabilice.


*Sociólogo y comunicólogo boliviano