Opinion

Bengalas
Surazo
Juan José Toro Montoya
Miércoles, 27 Septiembre, 2017 - 19:15

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Mi teléfono volvió a sonar con frecuencia esta semana. Luego de las explosivas declaraciones del director de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico, Víctor Rico, colegas de radioemisoras del interior del país me llamaban para entrevistarme sobre la crisis del agua potable en la Villa Imperial.

Desde luego, la cantidad de llamadas ni siquiera se aproximó a las que recibí hace dos años, cuando la huelga cívica de los 27 días, o a las de hace siete, en el paro de los 19 días. En aquellos días, trágicos para Potosí, el aparato sonaba a diario, mañana, tarde y noche.

Desde luego, el interés no era por mí sino por la situación de mi ciudad. Los paros motivaron el interés de la “gran prensa nacional” debido a su duración. En 2015 hubo otros motivos: la marcha a La Paz, la represión en aquella ciudad y el detalle colorido de un perro, “Petardo”, que llamó la atención del público.    

Pero eso ocurre solo cuando hay un gran conflicto, porque eso fueron los paros prolongados; una tragedia, como el accidente que sepultó a dos mineros en el Cerro Rico, o —el motivo de las últimas llamadas:— cuando una autoridad nacional dice, desde La Paz, que Potosí se está quedando sin agua potable.

Existe una explicación teórico-técnica para el criterio seleccionador: los denominados “factores de interés periodístico”; es decir, aquellas características que debería tener un hecho para ser incluido entre las noticias de un medio de comunicación. Aunque autores como el boliviano Erick Torrico identifican hasta 14, los más conocidos son 1) actualidad, 2) novedad, 3) magnitud, 4) proximidad o cercanía, 5) conflicto y crisis, 6) prominencia y notoriedad, 7) progreso y desastre, 8) interés humano, 9) rareza e imprevisibilidad y 10) entretenimiento.  

Si analizamos la conducta de la “gran prensa nacional” de nuestros días, encontraremos que esta privilegia el desastre, que incluye a la crónica roja, y el conflicto y/o crisis. Eso explica que haya tantas noticias negativas en la prensa, especialmente en los telenoticiosos y que las informaciones sobre crímenes, muchas de escaso interés público, hayan ganado tanto espacio.

Cuando ocurre algo bueno, como la decisión de celebrar el centenario de un movimiento cultural significativo, pues eso fue Gesta Bárbara, la “gran prensa nacional” ignora a Potosí totalmente.

Esa indiferencia se manifestó de manera todavía más pedestre en el último torneo de la Liga Boliviana del Básquetbol (Libobasquet). Dos equipos potosinos, representantes de dos colegios fiscales, llegaron a la final y la prensa deportiva ignoró sistemáticamente lo sucedido. Mientras los equipos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz seguían en carrera, la Libobasquet tuvo algún espacio en los suplementos deportivos de los diarios nacionales o en los programas especializados de la televisión. Cuando los dos potosinos llegaron a la final, la prensa deportiva nacional volvió la espalda. Bolivia TV transmitió la final por trámite gubernamental expreso.

Así trata la “gran prensa nacional” a los Departamentos que no son del eje central. Potosí, Beni, Pando, Tarija, Chuquisaca y Oruro solo existimos cuando hay un tremendo conflicto, cuando ocurre una tragedia, cuando se reporta muertos o… cuando nos quedamos sin agua potable. En otras circunstancias, estamos al margen de la vida nacional, de la “gran prensa nacional”.

Somos como náufragos perdidos en la inmensidad del océano: tenemos que disparar bengalas para que sepan que seguimos vivos. Y a veces ni nos hacen caso.

  

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.