Opinion

CHARLIE HEBDO, LA CARICATURA HETERODOXA
Tinku Verbal
Andrés Gómez Vela
Viernes, 16 Enero, 2015 - 11:54

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Hay dos versiones sobre el origen del nombre del semanario Charlie Hebdo, que nació hace 55 años como Hari Kiri Hebdo. La primera dice que cambió de rótulo por Charlie Brown, héroe de  Peanuts; la segunda, que fue en honor al presidente francés Charles de Gaulle. Sea cual fuere, lo que no está en discusión es su línea editorial: irreverente ante todo tipo de sacralización, heterodoxa e iconoclasta, lo que le costó, el pasado 7 de enero, el atentado terrorista que terminó con la vida de 12 personas.

Nació en 1960 y hasta 1992 lo censuraron, lo cerraron, desapareció, reapareció, justamente, por tocar mitos y afectar "vacas sagradas”. Su última reaparición data de julio de 1992 y en el primer número de esa nueva época vendió 100 mil  ejemplares, un gran éxito. Para la siguiente semana, anuncian un millón del número de supervivencia.   Hasta ahora, fue, generalmente, una revista con poco tiraje, pero mucha imaginación y, más que todo, ñeque. Si la incidencia de un medio se definiera por el número de ejemplares o público, ésta debería ser casi nula, pero Charlie Hebdo contradice esa teoría. Vende poco, pero incide mucho. De otro modo, nadie se hubiera preocupado en amenazar y matar a sus periodistas y dibujantes.

Este semanario fue acunado por una larga tradición francesa de cómics, humor gráfico y caricaturas caústicas. Publicó dibujos y comentarios ingeniosos sobre "temas intocables”. En una ocasión, dibujó a la Policía francesa sosteniendo cabezas ensangrentadas de inmigrantes. También expuso monjas masturbándose y papas que lucían un condón.
También dibujó a Mahoma, que según fundamentalistas musulmanes su nombre no debiera traducirse en imagen, aunque el Corán no dice nada al respecto, como tampoco la Biblia sobre la Inquisición; es más, la prohibió con el "amaos unos a los otros…”. 

Al ver esos dibujos puedes colegir que son burdos o atrevidos. Pero el pecado de Charlie Hebdo no es estético, sino de pensamiento y de sintonía con las sospechas, certezas e imaginación de millones de personas sobre temas prohibidos en la esfera pública, pero muy comentados en espacios semipúblicos y privados.

Su virtud fue reconstruir desde la ficción la realidad que pretenden tergiversar o esconder ciertos grupos, que, justamente, basan su poder en la prohibición, el mito y la sacralización de objetos o personas. Charlie Hebdo leía (y ojalá siga leyendo) las mentes de millones de personas y los materializaba en dibujos.

¿Acaso nunca imaginaste con realismo sorprendente a partir de datos verosímiles, la vida sexual de alguna deidad, profeta o tirano? Además, ¿qué queda ante el veto a la información sobre ciertos temas o personas? Sólo dibujar la realidad con la ayuda de un caricaturista. He ahí el valor de la caricatura, que puede metaforizar la crueldad de la Policía contra los inmigrantes recreándolos con las cabezas de sus víctimas en sus manos, porque la cámara fotográfica no llegó a la sala de torturas. 

Por ello, los tiranos y obscuros grupos de poder temen más al humor que a la información, porque aquélla rompe la "lógica oficial” mediante la risa, para mostrar en su real dimensión la persona o hecho mitificado. Los tiranos, que gobiernan Estados o grupos, se debilitan y crispan cuando la gente se ríe de ellos y de los símbolos de su poder, y su complejo de inferioridad aflora como una carcajada social.

Uno de los asesinos de los periodistas de Charlie Hebdo huyó gritando: "Vengamos al profeta Mahoma”, lo que representa toda una declaración de mala fe porque no concibo a un profeta asesino. Estoy seguro que Dios no ordenó matar al diferente ni a quien no cree en Él. Dios no es discriminador. Si fuera así, no sería Dios ni profeta, sería un pobre diablo delincuente que no merece nuestro respeto, menos nuestra fe.

Dios no mata, los que trafican con su nombre sí. Los autonombrados representantes, intérpretes o mediadores de Dios temen la risa desmitificadora porque   los humaniza.  La sátira de Charlie Hebdo debe continuar. Hasta Dios necesita algo de humor en un mundo religioso tan aburrido.

@AndrsGomezV