Opinion

UN SIMPLE VUELO A LA PAZ
A vuela pluma
José Ros
Martes, 5 Febrero, 2013 - 09:59

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El avión comenzó a deslizarse por la pista del aeropuerto de Viru Viru. Iniciábamos el viaje hacia la sede de gobierno, la ciudad de La Paz. Antes de despegar, una acción rutinaria, como ocurre en todos los vuelos: Abrocharse los cinturones, el espaldar del asiento en posición vertical…, y la voz susurrante y amable de la sobrecargo: “señores pasajeros, bienvenido a bordo de…”; posteriormente el mensaje se repetiría en inglés: “welcome…”

A mi lado, un pasajero de semblante austero, educado en su hablar, pero profundamente penetrante en sus palabras comenta: “¿y por qué no saludan en nuestro idioma?” Mi vecino de vuelo era de ascendencia guaraní, no entendía inglés ni lo necesitaba, pero sí habría entendido perfectamente si le hubieran dicho: “puäma che chere Marilin jare aipota jae pevereta ikaviko peveve ore ndive; roipota peveve kavi ore ndive, yasoropai“ (buen día, mi nombre es Marilin y quiero darles la bienvenida por elegir volar con nosotros, queremos desearles feliz viaje, gracias).

Y no pude menos de pensar en la injusticia que cometemos con las lenguas originales de nuestro país, a pesar de que en el artículo 5 de la Constitución Política se afirme que “son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos…”. Sigo pensando que no se trata más que de un enunciado elegante, un saludo a la bandera -diríamos en criollo-, pero no un saludo a nuestros pueblos…

¿Por qué cuando un avión sale de La Paz no saluda con el clásico: “sinti munat jilatanaka, kullakanaca…” del pueblo aymara (queridos hermanos y hermanas…)? ¿O en quechua, cuando aterriza en Sucre o Cochabamba? ¿Por qué no podemos hacer sentir en la vida cotidiana nuestra riqueza y diversidad lingüística y dejamos tan sólo para coronaciones carnavaleras o desfiles de moda la demostración de ese acervo cultural? -cómo se les llena la boca a los maestros de ceremonia cuando elogian los bailes típicos de las famosas reinas: “nuestro acervo cultural!”-.

Es cierto que, con un saludo en vuelos de avión o cuando se viaja en autocar, o colocando letreros por nuestras carreteras en el idioma de la región por donde se transita no se rescata todo el idioma. Pero también es cierto que tanto para los nacionales como para los turistas, oír y ver escritas las diversas lenguas, nos trae a la mente que en Bolivia existimos ciudadanas y ciudadanos de diversa índole, que la variedad de idiomas nos enriquece a todos y así se muestra que no estamos cortados todas y todos con un único y mismo patrón cultural...

En estos momentos, cuando se inicia el años escolar bajo el signo de la ley Avelino Siñani, cuando se nos anuncia la creación de un nuevo canal cultural de televisión, habrá que hacer un esfuerzo para que rescatemos del olvido lenguas centenarias, expresión del sentir y del querer de miles de personas que vieron en otro tiempo cómo se arrinconaba su expresión pública, cómo se la prohibía o peor todavía se hacían la burla de ellas…

Y con Pablo Neruda habrá que exclamar: “Quiero que en la palabra se vea la aspereza, la sal ferruginosa, la fuerza desdentada de la tierra, la sangre de los que hablaron y de los que no hablaron”.