Economía
Documento elaborado por el CEDLA
Estudio devela desventajas económicas que enfrentan los adultos mayores
Foto ilustrativa tomada de eldiario.net


Domingo, 21 Mayo, 2017 - 16:55

Bajos ingresos, rentas de jubilación de baja calidad, escasa cobertura de la seguridad social de largo plazo, necesidad de trabajar a pesar de la edad y hogares pobres. Esas son algunas de las desventajas que deben enfrentar los adultos mayores para acceder a una “seguridad económica” que le permita tener el suficiente dinero para acceder a una buena calidad de vida, según el estudio “Protección Social y Calidad de vida en la vejez”, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

Según dicho estudio, la ciudadanía boliviana se encuentra en un proceso de “envejecimiento moderado”, puesto que las personas adultas mayores conformaban el 5,3% de la población total en 1976, pasaron a representar el 8,7% en el año 2012 y se estima que serán el 20% en 2050. Esto debido a factores como la reducción de la fecundidad (se tienen menos hijos) y el incremento en la esperanza de vida.

Sin embargo, estas personas adultas mayores, que cada vez representarán una porción más grande de la población, encaran una incertidumbre económica que –según el CEDLA- caracteriza a las sociedades menos desarrolladas como la nuestra.

Un elevado porcentaje de los adultos mayores (41,5%) no cuenta con ingresos propios

De acuerdo con datos de este estudio basados en la Encuesta de Hogares del INE de 2014, un elevado porcentaje de los adultos mayores (41,5%) no cuenta con ingresos propios, mientras que 43,8% cuenta con ingresos que provienen exclusivamente de su trabajo, principalmente en el sector informal.

Asimismo, el 11% de los adultos mayores subsisten únicamente con los ingresos derivados de la seguridad social de largo plazo, mientras que los que combinan ambos ingresos (rentas y trabajo) representan un 3,7%.

La situación de quienes aún trabajan

El CEDLA advirtió que “la escasa cobertura de la jubilación y la baja calidad o insuficiencia de las pensiones, son las que obligan a una importante fracción de personas de 60 años y más a seguir trabajando”.

Esa realidad se expresa en los testimonios que se recogen en el estudio. “Hay que laburar. Yo he aprendido de otro artesano y las personas artesanas trabajan hasta la muerte, hasta que ya no pueden moverse; ésa es la vida de un artesano [...]. Para nosotros que hemos vivido de las artesanías, hablar de jubilación es una cosa lejana, no existe”, dijo un varón de 60 años.

El Centro de Estudios señala que para 2014 el ingreso promedio del adulto mayor con una fuente laboral alcanzaba a 1.821 bolivianos; sin embargo, siete de cada diez ganaba un monto inferior, evidenciando la desigualdad de los ingresos.

Según el CEDLA, la mitad de los adultos mayores percibía un ingreso por debajo de los 950 bolivianos en 2014, montó con el cual sólo se podía cubrir el 42% de una Canasta Alimentaria familiar, que para entonces sumaba 2.263 bolivianos.

La situación de la jubilación

El panorama para quienes sí tienen una renta de vejez no es mucho más alentador.  El estudio señala que “para gran parte de los jubilados, las rentas de jubilación son extremadamente bajas".

"Tengo entendido que hay rentas de 600 y 700 bolivianos que no alcanzan para nada"

Según sus cifras, para 2015 quienes recibían una Pensión de Vejez tenían en promedio una renta de 2.312 bolivianos y quienes se beneficiaban de la Pensión Solidaria de Vejez accedían a una renta promedio de 1.792 bolivianos. Sin embargo ambos montos estaban por debajo de la Canasta Alimentaria que para el año de referencia era de 2.331 bolivianos.

“La renta es muy baja para poder vivir; hay gente que aporta muy poco, tengo entendido que hay rentas de 600 y 700 bolivianos que no alcanzan para nada. Por ejemplo a mí los 1.100 no me alcanzan y por eso sigo trabajando”, señala uno de los testimonios recogidos por el CEDLA.

Para el Centro de Estudios, el actual sistema de pensiones no asegura los medios necesarios para lograr el bienestar de los adultos mayores.

Asimismo, de acuerdo con la misma fuente, hay una baja cobertura de sistema previsional a largo plazo. Según las cifras presentadas en el estudio, en 2014 sólo el 14,7% de las personas mayores de 60 años percibía una pensión o renta de jubilación  

Para el futuro, el CEDLA advirtió que a la mayoría de las personas que llegarán a adultos mayores les espera una situación de desprotección social. Eso debido a que entre 2006 y 2013 la proporción de afiliados al sistema de pensiones que en efecto aportaban al mismo (cotizantes) “fluctuaba alrededor del 11% con una clara tendencia a disminuir en los últimos años”.

Señaló que, si bien el número de afiliados se va incrementando año tras año, los cotizantes o aportantes, que en 2008 superaban el 50% del total de afiliados del país, han registrado una importante reducción hasta representar solo la tercera parte en 2013.

A criterio del Centro, con estos datos se evidencia un “fracaso en la extensión del acceso a la previsión social de largo plazo a una fracción más amplia de la sociedad”.

La pobreza

El estudio del CEDLA señala que para el 2014 eran considerados pobres el 35,9% de los hogares que tienen al menos un adulto mayor entre sus miembros. De estos hogares, el 15,6% estaba en la categoría de pobreza extrema.

No obstante, según el Centro, la posibilidad de caer en situación de pobreza se reduce cuando los hogares tienen al menos un jubilado entre sus miembros (7,1%), y se incrementa cuando los adultos mayores no cuentan con ingresos por jubilación (42,3%). 

En hogares donde hay algún adulto mayor con trabajo, el porcentaje de pobreza es de 38,3%, mientras que en hogares con adultos mayores sin ingresos de ningún tipo la pobreza alcanza al 51,2%.

Respecto a la Renta Dignidad, se destaca que para 2015 más de 950 mil personas se beneficiaron de la misma, no obstante, el CEDLA advirtió que este pago permite a los adultos mayores costear parte de los gastos de alimentación y el pago de algunos servicios básicos, pero no evita que la vejez en el campo continúe siendo sinónimo de pobreza.