Ñane Ñee, Ñande Ivi (Nuestro Idioma, Nuestro Territorio)

Discurso de Elías Caurey (Delegado de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe ante el Comité Directivo de la UNESCO para la organización del IYIL 2019) ante la Asamblea General de las Naciones Unidas por el cierre del Año Internacional de las Lenguas Indígenas

En Guaraní

Guira reta iñeepe chemboyupavo ayu vaerä kuae Yemoboatipe; michia reta iñeeivate oyuvanga vae aru chepiape; kaa okai vae jekuaeño ipeche chetïre; ñande ivi jare ipo reta ipiangueko cheñee ombopitupa-tupa... 

Ñande tenondegua reta oyapo tape ojo ñande jare ñande ore taikuegua retape. Ñande jaeko “añave”. Jaeramo, yayeporerekua ñane ñeere jare ñande arakuaare, aguiye ñane mara tëtara reta; yayekoutako oime ramboeve ñanoi ñande ndive.

Jaerano, yemboete rupi kavi aipövata cheñee peve, amondo tamaraeme yoparareko rupi peve, jare yemongueta chepiagui opaete tëtara repa keti-keti rupi oï vae retape 

Peïro cheve!, añave aiporuta karai ñee, oikuaa vaerä ïru tëta reta mbaeko jae aï vae:

En castellano

Los pájaros con su trinar me despidieron para venir a esta Asamblea; las voces de los niños jugando alegres se vinieron conmigo; aún siento el olor a quemado de nuestras selvas; las preocupaciones de nuestra tierra y lo que hay en ella me quiebran la voz... 

Nuestros ancestros van haciendo camino para nosotros y es nuestro deber marcar sendero para los que vienen detrás. Somos el “ahora”. Por eso, compartamos el valor de nuestro idioma y su sabiduría, no nos avergoncemos; regocijémonos en él porque aún vivimos y lo hablamos.

Por eso, con mucho respeto hilaré mis palabras ante ustedes, con un saludo desde la fortaleza de nuestras diferencias, y con un saludo fraterno y afectuoso ante los pueblos del mundo.

¡Pido disculpas! Voy a tomar prestado el castellano, para que mis palabras lleguen a más personas:

•    Estamos llegando a la conclusión del “Año Internacional de las Lenguas Indígenas” y estoy con sentimientos encontrados: Satisfecho por haber cumplido con la responsabilidad de representación y motivado al saber que aún existimos muchos indígenas que amamos  nuestro idioma y estamos dispuestos a luchar por él. Y preocupado por una interrogante que tengo: las y los indígenas hemos aprendido los idiomas hegemónicos, pero ellos ¿qué han hecho para aprender nuestros idiomas?

•    La salud de los idiomas indígenas es responsabilidad de todos y es inalienable al territorio. Por eso, revitalizar la lengua y la cultura de las naciones indígenas debe ser una prioridad mundial; el sistema imperante en el mundo necesita a los indígenas, más que los indígenas al sistema, como dice el tëtara David Guaraní: “Los indios representamos el 5% de la población mundial. Pero, protegemos al 82% de la biodiversidad del mundo…”. Que el mundo sepa, no queremos ser inquilinos en nuestra propia casa, nuestro idioma es nuestro territorio y, como tal, es un derecho humano.

•    Saludo la Declaración del “Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas”. Las normativas por sí solas son inertes. Por eso, hago un llamado a los Estados a que tomen en serio la declaración, que inviertan los recursos necesarios. De igual forma, a las instituciones públicas y privadas que apoyan a los idiomas indígenas, pedirles que nos dejen ser nosotros y que su rol sea acompañar nuestro caminar. 

•    Saludo la iniciativa de creación del Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas. Proceso impulsado por los Estados de Iberoamérica, la FILAC, OEI y el SEGIB. Más allá del nombre, en un tiempo corto podríamos llamarlo del “Abya Yala” o “Tëta reta imbae”, es una acción importante que ayudará a promover políticas públicas de revitalización lingüística y cultural de las naciones indígenas. 

•    A la postre, estamos viviendo en tiempo de ciberespacio y donde la realidad virtual ya es parte de nuestra cotidianidad, siendo el idioma un elemento central. En ese sentido, hago un llamado a las instituciones públicas y privadas que apoyen iniciativas que vayan a fortalecer la tecnología en beneficio de los usuarios de cada idioma indígena. Porque dejar perecer a un idioma debería de ser un crimen de lesa humanidad.

Kuae jae cheñee, yasoropai! ¡Gracias!

Nueva York, 17 de diciembre de 2019