Opinion

Ángel Bavía y la Batalla de los Criptógrafos
Al Punto
Diego Rojas Castro
Viernes, 15 Septiembre, 2017 - 10:02

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El Tte. Cnel. Ángel Custodio Bavía Imaña, junto con Méndez Arcos, Castrillo, Ustariz, los hermanos Manchego, Ruiz, Andrade, Pabón y muchos más, conforman la constelación resplandeciente de aquellos varones que honran a su patria y que supieron cumplir con su deber en los momentos más difíciles para Bolivia, pues ofrendó la vida misma antes que levantar las manos frente al enemigo en señal de rendición.

 

En la Guerra del Chaco Ángel Bavía fue un actor de primera línea en las filas de Kilómetro 7, ocupando el puesto de Comandante del Regimiento “Chacaltaya”. Una de las auténticas glorias de aquella desdichada contienda donde 730 voluntarios salvaron heroicamente al país de ser derrotado prácticamente al inicio del conflicto bélico, deteniendo el contundente avance de 3.000 efectivos paraguayos.

 

Posteriormente, se hizo cargo del Regimiento “Montes” 18 de Infantería con asiento en “Cañada Tarija”. Fue en los primeros días de marzo de 1.934 que el servicio de informaciones por medios técnicos paraguayos y capacitado en noviembre de 1.933 por expertos criptógrafos argentinos,  pudo determinar la clave usada por la unidad boliviana del frente de Cañada Tarija en sus comunicaciones con el Comando de Carandaiti al mando del Cnel. Peña, lo que les hizo conocer la acumulación de tropas bolivianas en el frente de Carandaiti y que decidió al general Estigarribia a realizar una operación en ese sector. 

 

El día 15 de marzo el enemigo supo por despacho descifrado, que en los días anteriores (13 y 14) los bolivianos habíamos lanzado dos patrullas de un oficial y seis hombres, una desde el kilómetro 64 del camino Picuiba – Camacho, con dirección sur, y otra desde el kilómetro 30 con dirección sur-oeste, avanzando de 6 a 7 kilómetros por día. De inmediato, el comando paraguayo ordenó vigilar el movimiento de estas patrullas.

 

En sus Memorias de Guerra, al referirse a estos acontecimientos militares, dice el general Estigarribia: "Desde el día 15 quedó también concretada la información de que el enemigo construía un camino que, partiendo de Garrapatal, se dirigía primero hacia el noroeste y luego, en línea recta, hacia el sur, sin duda, con la intención de interceptar la senda de nuestro Segundo Cuerpo hacia Cururendá. Para el día 17 esta noticia se confirmaba plenamente".

 

Durante todo ese mes, Bavía se dedicó a cumplir a cabalidad la orden de la construcción del camino informando constantemente mediante radiotelegramas al Cnel. Peña, los cuales eran interceptados por los paraguayos y descifrados en el acto. Al estar al tanto de todos los planes y movimientos de Bavía, esto les permitió hacer un cerco a las tropas bolivianas, por lo que también se conoce esta batalla como “Batalla de los Criptógrafos”.

 

Cayeron prisioneros 8 oficiales y 1.200 clases y soldados, con  las armas, materiales y aprovisionamiento de la unidad. Bavía no podía prestarse a semejante humillación y cuando vio que su bravo Regimiento se perdía irremediablemente, en actitud muy digna de él, antes de ver ultrajado su glorioso uniforme o mancillada su dignidad de boliviano, extrajo su revólver y se disparó un tiro en la sien quitándose la vida ese 28 de marzo de 1934, en plena línea de fuego, dejándonos como herencia imperecedera una lección de serena dignidad, elevado patriotismo y sublime civismo.

 

Bavía sirvió a Bolivia con lealtad y dignidad, con honor y abnegación, por eso y por mucho más, las generaciones del presente y del futuro no pueden ser cómplices de un deliberado “olvido” de este heroico militar cuya vida fue interrumpida por causa de las fragilidades presentes en los algoritmos criptográficos usados entonces por el Estado boliviano.

 

El autor es ingeniero e investigador histórico.