Opinion

EL CONSERVADURISMO Y LA MINISTRA DE SALUD
Cara o Cruz
Raúl Peñaranda U.
Jueves, 19 Noviembre, 2015 - 09:36

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La incontinencia verbal del Presidente y Vicepresidente nos ayuda a entender su psicología, sus genuinas opiniones sobre las relaciones humanas y su verdadera visión del mundo.
Como tienen que llenar hasta cinco o seis horas diarias de discursos ante sus adherentes, que son televisados en directo, terminan mostrándonos con sinceridad sus ideas y valores. En el caso del Vice, además, nos refleja su poca capacidad de interrelacionarse -de manera horizontal- con los sectores sociales y adquiere un discurso, y hasta un tono de voz, distinto, caracterizado por el paternalismo. Uno es el García Linera hablando de Marx ante intelectuales de América Latina y es otro dirigiéndose a aymaras de Huatajata, por ejemplo.
Evo, mal que mal, es el mismo siempre.
Tres recientes criterios de García Linera sobre la ministra de Salud, Ariana Campero, son adecuados para analizar.
Criterio 1: “Primero casate ministra, no es así nomás, el novio (pide) ‘pruebita de amor’, pero es primero poniendo el matrimonio, luego te va a dejar con tu pruebita de amor colgando”. Y agregó: "Conozco esos novios, hombre es hombre”.
Varias cosas nos dice García Linera al darnos esta opinión: primero, que sólo el varón tiene deseo sexual, no la mujer, y que ésta debe limitarse a soportar o sortear la avidez masculina. Segundo, señala que el hombre miente para lograr tener una relación sexual y por eso “pide una prueba de amor”. Tercero, que todos los varones, cuando tienen un hijo, abandonan a su pareja, lo que es, por supuesto, falso. Cuarto, que desprecia a los recién nacidos, al decir que “te va a dejar con la pruebita de amor ‘colgando’” (no es muy elegante referirse a un bebé como algo que “cuelga”). Quinto, que él cree que toda relación sexual conduce a un embarazo, lo cual es absurdo porque para eso existen los métodos anticonceptivos. Y para rematar, dijo “hombre es hombre”, es decir, un ser que sólo piensa en acostarse con una mujer para luego abandonarla.
Criterio 2: Al disculparse sobre su primera alocución, expresó: "Mi intención era sólo protegerla, proteger a la mujer. Nunca fue mi intención de que se sienta mal. Tenemos un aprecio por la mujer, en especial por las que se quedan al cuidado de las wawas y el varón se escapa. Siempre buscamos que esas mujeres tengan la mayor protección, el mayor respaldo”.
“Mi intención era sólo protegerla”, asegura. La palabra “protegerla” denota su paternalismo y patriarcalismo. Él, un varón cincuentón, debe “proteger” a una mujer más joven. Yo creo que millones de mujeres en Bolivia prefieren protegerse a sí mismas a esperar que García Linera lo aspire a hacer. La otra cosa que debemos preguntarnos es “¿protegerla de qué? ¿De la relación que ella pueda tener con un hombre? ¡Como si la ministra no supiera cuidarse sola!
Criterio 3: Al explicar por qué le pidió a su esposa Claudia Fernández asistir con él a ciertos eventos: "En primer lugar he tenido que venir con mi esposa. Me han hecho problemas, no saben. Mi esposa dice: ‘claro, a cada lugar que vas se confunden (con) otra esposa. Ahora bien clarito, (esta es) su carita para que nadie se olvide. La han confundido con la ministra (Ariana Campero) a la Claudita. Entonces, ahora voy a poder dormir tranquilo, en la noche, en la casa. No voy a contar dónde he dormido, castigado, estas dos noches. Esta noche ya voy a poder entrar al cuartito”.

Aquí entran en juego la idea de los celos, el hecho de que el varón es celado por la mujer. Es casi seguro que su esposa no mostró esos celos ni que lo botó “del cuartito”, pero García Linera juega a “víctima-pícaro”, al decir que la gente confunde a su esposa con otra mujer. Eso, obviamente, es también falso, ya que la ministra Campero es una persona pública y en todos los actos se la presenta como lo que es, una autoridad de Estado. Y si quienes asisten a esos actos, que son todos masistas, no reconocen a una ministra de Estado, entonces la crisis del MAS es mayor a la que suponíamos.
Todas estas opiniones nos muestran el profundo conservadurismo de García Linera en lo que hace a las relaciones entre hombres y mujeres: sólo el varón tiene deseo sexual, toda relación lleva al embarazo, el varón engaña a su compañera, el varón debe “proteger” a la mujer, la mujer tiene celos del hombre. Con estas ideas me sorprende que la izquierda internacional le siga entregando doctorados “honoris causa”.
El presidente Morales cerró el capítulo con una barrabasada: “Beni es tan grande geográficamente (que) hay que planificar, ministra de Salud, ahí enamorando, no quiero pensar que es lesbiana, mire compañera ministra, perdone, compañera, a ver escúcheme". Lo dijo porque la ministra conversaba con una mujer que estaba a su lado, en la testera de un acto público. Para el Presidente, si una mujer conversa con otra y no le presta atención a él, es lesbiana. Peor aún, afirma que “no quiere pensar” que eso pueda suceder, como si la homosexualidad fuera algo criticable.
A principios de año, la misma ministra sufrió la primera agresión verbal de una autoridad masista: el excandidato, afortunadamente perdedor, de Yacuiba, Carlos Bru, dijo que Campero debía quedarse en la región "cama adentro y con patrón encima. No se pongan celosas chicas, si nos ordenamos alcanza para todos”. Sorprendente. Ningún alto representante del gobierno, ni hombre ni mujer, salió en su defensa. Ninguno.