Comunicar en situaciones de riesgo

Por: José Luis Aguirre Alvis
Periodista, comunicador social

Los educadores o formadores en salud, así como los mismos operadores médicos han asumido en su mayoría la relación automática entre un discurso, o el contenido de su mensaje, y el modo inconfundible orumbo incuestionable en el que se espera se cumpla una determinada acciónpara la mejora y hasta pronta respuesta ante una enfermedad. Bajo esta óptica la preocupación central del operador de la salud descansa en la forma de entregar la información asumiendo que la misma conducirá a una inevitable práctica sanitaria en los sectores o personas a quienes dirige su mensaje. Sin embargo, se tiene observado y de modo repetitivo que en el área de la salud existen problemas propios de la misma concepción comunicativa que debe acompañar su importantísima labor. Pues el espacio de relación, del vínculo o contacto entre proveedores profesionales y población en necesidad de enfrentar adecuadamente una determinada situación de riesgo aparece las más de las veces como secundario cuando más bien esta experiencia será determinante no sólo para el éxito de sus recomendaciones como también para el cumplimiento de la misma acción que venza el estado de crisis en la salud de un enfermo. Para evidencia, basta observar que existe sensible diferencia entre lo que se dice, se escribe o lo que es comunicado con lo que realmente se comprende y finalmente lo que se hace desde y con una recomendación o prescripción especializada. 

La relación discurso e interacción resultan determinantes en el empeño del restablecimiento de la salud, y en este espacio operan en vínculo esencial el médico y su paciente. Y si se asume la inevitable perspectiva que posee, y con la que viene cargado cada uno de estos actores, se puede asumir de entrada la presencia del riesgo de la incomprensión y el consecuente fracaso del esfuerzo sanitario. Los distintos momentos de este encuentro suponen además condiciones específicas que operarán de modo diferente la dinámica informativa, así como comunicativa. El contacto yapertura, la expresión de la queja, la realización del examen o prueba, la manifestación del diagnóstico, la recomendación de tratamiento o consulta más el cierre del encuentro ofrecen distintas dimensiones y aspectos para la observación de los espacios de la relación comunicativa. 

Y, por cierto, estos escenarios de relacionamiento entre el especialista y paciente podrán agudizarse en función de la misma situación médica a enfrentarse, pues no se puede pensar que del lado del buscador de salud muchas veces éste se encuentre en condiciones para ejercitar dinámicas de calmada escucha, comprensión detenida, y menos de recibir con agrado y gratitud la palabra de su médico.

Es inevitable reconocer que el espacio de búsqueda de salud también es un escenario de ejercicio de poder, y de condiciones las más de las veces inequitativas, pues la situación de un paciente puede presentar condiciones de experiencia completamente distintas a las del funcionario médico. El origen, el género, la edad, el idioma, el contexto cultural, además la exposición a los medios tecnológicos que hoy facilitan la búsqueda en la Internet de una información propia de una afección por parte de un paciente, entre otros factores, hacen de que sea o no posible una relación dialógica y de comprensión mutua. Este desequilibrio hará que, por ejemplo, la interrogación médica sea de determina forma y la respuesta pueda o no dar la información precisa, aunque fuese de su propio interés. Las posibilidades de pausa, comprensión del ritmo del diálogo además de la misma terminología que se puede expresar generan las condiciones reales para la comprensión entre las partes. 

Si bien un diagnóstico en sí no podría ser puesto bajo un análisis desde ambos sujetos, médico-paciente, el camino para la comprensión de ambos siempre podrá ser alcanzado a partir de la voluntad de entender la situación del otro, o como comúnmente en el espacio comunicativo se denomina la construcción del espacio empático para el encuentro.

Veamos ahora estas circunstancias bajo la experiencia que atravesamos con el riesgo de la presencia del coronavirus en el país, figura que no tiene selectividad alguna, aunque sí se determina que la mayor afectación podrá estar sobre segmentos poblacionales de mayor edad, así como en ellos, o los que no lo sean, pero que tengan alguna enfermedad de base que podrá ser detonante a una situación de gravedad. 

En medio de la emergencia sanitaria corresponde también observar la presencia del factor comunicativo, no el de la sola entrega de contenidos, elemento importante que se reduce a la acción informativa, pero que debe completarse bajo la exigencia y necesidad de construir lo común, la comunalidad. Es gracias a la relacionalidad entre los que hacen parte de un mismo proceso que se aportan elementos importantes como es el recurso de la contextualización, la sensibilidad a la pertenencia y base cultural, el reconocimiento de la diversidad y que tiene también que ver también con el reconocimiento y uso de formas y canales de circulación de mensajes. Tal es el caso de los lenguajes alternativos de la discapacidad, y hasta las formas diferenciadas de oferta de contenidos y dinámicas relacionales de acuerdo a los diversos planos de la comprensión desde los variados sectores que integran una sociedad.

El responder desde la complejidad del contexto humano a la necesidad de generar comprensión y entendimiento, en y desde el espacio de salud, tendrá que ver también con las competencias de comunicación intercultural con las que esté dotado cada operador en un encuentro dialógico. 

Por otro lado, en todos los esfuerzos para comunicar en medio del riesgo, existen constantes universales que deberán ser adaptadas para hacer más efectivo el trabajo de la comunicación en salud, así como en la misma prevención como en la experiencia del contacto entre médico-paciente, médico-comunidad. Para esto se recogen los criterios de Renata Schiavo, experta en Comunicación para la Salud, quien recupera desde la experiencia mundial en situaciones de comunicación de riesgo cualidades imprescindibles que hacen a las acciones tanto informativas como a las de una efectiva comunicación. Su esfuerzo incluso lo orienta a oponerse a la dinámica de bioterrorismo muy común en situaciones de riesgo y que opera desde las redes obstaculizando la tarea, algunas de sus recomendaciones comprenden:

Planificación estratégica de la comunicación; presencia de voceros reconocidos y creíbles; entrega de contenidos con claridad, oportunidad, y precisión; diseño de mensaje que consideren audiencias específicas diversas; iniciativa de esfuerzos coordinados y que sume esfuerzos; uso y selección de los canales adecuados; vocación comunicativa en todas las acciones, y se podría complementar con la inevitable capacidad estética que deben observar los productos y mensajes.  Estascualidades apuntan a superar la postura unilateral informativa, que normalmente concluye en la tendencia a la amenaza o la del mensaje-orden, en lugar de generar como instrumento preventivo y la recuperación de la salud colectiva el diálogo comunitario. Este podrá generar formas de expresión desde los distintos grupos y actores sociales resolviendo en colectivo sus preocupaciones además de reducir las latentes condiciones de incertidumbre. 

En conclusión, una comunicación para la salud en situaciones de riesgo pasa también por la capacidad de pensar y establecer espacios de relacionalidad, diálogo y participación ya que la experiencia comunicativa puede ser contribuyente valiosa para reducir el miedo y lo peor la inacción en el momento de riesgo.