El padre Pérez y su forma de querer

Mercedes Fernández-periodista

En el periodismo ocurre mucho, mucho, encontrar a esas personas que marcan tu vida para que después, nosotros marquemos con nuestro periodismo la vida de otros. Aprendemos a ser guapos con el ejemplo.

Era una mañana distinta, aquella que muy temprano, nos encontró al periodista ( ) Benito Espíndola y yo, a las puertas de esa calle en subidita que llega a las 7 Calles en Santa Cruz: La Mercado.

 Ah estaba chalinga la Fides Santa Cruz, una radio que estaba a punto de salir al aire y yo y Benito buscábamos trabajo aquella mañana. Yo estaba de paso, me había molestado de ser florero y quería volver a trabajar. Del otro lado del mundo, vine a sentirme obrera. Fue muy poquito tiempo, Pero una experiencia inolvidable en mi vida de periodista.

Mi motito “Guadalupe” estacionada y yo lista para ponerme en la cola, donde solo estábamos Benito y yo.

¿A lo mismo?, si a los mismo! ¡Bueno hola y bla, bla y luego se abrieron las puertas y nos entrevistaron y pa dentro!

Empezamos casi de inmediato. 

Algo que no entendía es lo que decía el Padre Pérez que periódicos nopos en la radio, pero claro, en cabina y al aire, lo que no significaba que no nos enteremos lo que pasaba màs allá de nuestro radar.

Algo sin embargo con absoluto sentido que en mi vida profesional como periodista me sirvió mucho del padre Pérez, fue que estaba claro con el Pérez…sales a la calle y miras en 380 grados, lates con la gente, vives con la vida y cuentas con honra… que hermosa lección, porque si el periodista no siente, no late, no se desportilla, no se vuelve loco de felicidad, no vive la vida, no puede seguir. La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena, siempre asocie de las coplas de Payador Perseguido de Cafrune con lo aprendido en La Fides con el padre y la radio. Fueron los 90. 

Nos toco con Benito, reportar el hallazgo de la fosa del Che, noches en vela y hasta en el velorio para reportar a la hora del país. Recuerdo ese hospital Japones en Santa Cruz, donde se guitarreaba hasta que llegara lo que llegue del Che desde Vallegrande para luego ver partir a Cuba, médicos y polvos. Todo choclo de puchero termina en marlo.

Exigente, a veces demasiado, pero sin lugar a dudas, NECESARIO para en la vida hacer bien las cosas y sobre todo, comprometerse aunque duela.

Como toda moneda, hay dos caras y pueden unos percibir a su modo humano. No me gustaba por ejemplo saber su practicidad con el dinero. La matemática contaba, y en la balanza a veces, el dinero depende. 2 mas 2 es cuatro, pero no es lo mismo 4 manzanas, que cuatro plátanos, y ahí se puede ir la vida, filosofando y eso no paga los gastos….

Vueltos a la realidad, deseo que el padre Pérez descanse en Paz, que quede tranquilo, que creo todos aprendimos algo de él. Unos a ser empresarios, otros a ser periodistas, otros a encaminar rumbos en la tierra prometida del periodismo, otros a rezar en sus épicas misas, donde sobraban las señoras que lo escuchaban sin que vuele una mosca y bueno, muchos, sabiendo junto a su ejemplo, que la radio no es para jugar. La radio es para hacer constar la vida, El lo hizo y marco vida en el país y marcó a muchos.