Opinion

EL PATRIMONIO DE LA IGLESIA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Jueves, 17 Enero, 2013 - 15:54

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 Ya nadie puede poner en duda que las vocaciones para la iglesia cada vez son menos. Hay congregaciones que ya no tienen pastores preparados para dirigir la iglesia y cada vez se da paso a los laicos que asumen diferentes responsabilidades que hasta hace poco estaba en exclusiva responsabilidad de los sacerdotes.

La iglesia local también recibía pastores, entiéndase sacerdotes, venidos de otras partes, especialmente de países europeos como España, Francia, Alemania e Italia, entre otros. No pocos de ellos decidieron quedarse en Bolivia e inclusive adoptaron esa nacionalidad y nadie puede negar que muchos de ellos demostraron total identificación con la realidad boliviana, sus problemas sociales, económicos y políticos, alzaron la voz frente a las injusticias y hasta ofrendaron la vida porque a la luz del evangelio, asumieron en verdad el mensaje de la Biblia. 

De la estirpe de esos curas ya no quedan, muchos se adelantaron al encuentro del Pastor al que dedicaron su vida y el cuidado de su rebaño, algunos ya ancianos siguen en la misión de cuidar la iglesia, pero ya son otros tiempos y como en la vida lo único permanente es que todo cambia, es que la realidad de la iglesia tiene que ver con la sociedad, porque es parte de ella. Las ovejas del Señor están en esta sociedad.

Las vocaciones nacionales son pocos, según se reconoce en la misma iglesia, la mies es mucha pocos los segadores. Esta realidad no sólo se expresa en Bolivia sino en muchos países del mundo; pero con más incidencia en la parte latina y también africana. Para lo peor, cada vez más las iglesias están vacías y casi frías. El mensaje bíblico sólo queda en el edificio majestuoso, acaba con el abrazo de paz en la liturgia porque después de transponer el atrio, se siente y vive la realidad de envidia, rencores, odios, de la actitud de sacar siempre la paja en el ojo ajeno sin darse cuenta de la viga que uno lleva.

¿Acaso nuestros políticos no van a la iglesia y nos muestran el ejemplo de vida todos los días? ¿Es nuestro semejante el que piensa diferente esté en la oposición o en el oficialismo? ¿No van a la iglesia aquellos que echan lodo al que no lo hace? ¿Más bien no haríamos bien en invitarlo? ¿La fe que tenemos no es también para ellos?

La historia demuestra que la religión fue utilizada para someter a los pueblos, especialmente en la colonia cuando se edificaron templos por doquier y se pusieron sacerdotes para predicar que el patrón, el hacendado o el encomendero eran puestos por Dios y los nativos, de cuya alma se dudaba su existencia, debían obedecer, eran simples “medio hombres” a los que no se tenía el verdadero interés de buscar su Salvación.

Cientos de esos templos eran también utilizados para captar riqueza, por eso es que siempre se observaba el templo atestado de oro, de cera y todo dorado, un gran patrimonio no valuado ni cuantificado en su real valía, sus inventarios sólo conocidos por la jerarquía, si es que realmentelos hay. Los fieles no preguntan sobre ellos, sólo aportaron y aportan.

Como las vocaciones cada vez son menos, se advierte que muchas parroquias no tienen pastor o se hacen esfuerzos por atenderlos, hay iglesias que ya no se abren para las ceremonias, salvo aquellas que tienen que ver con el patrono de la comunidad o algún evento especial y a solicitud anticipada. Se conoce que algunos templos convertidos en museos ya no muestran al público todas sus salas, es más, ya no se sabe qué tenían y qué tienen ahora; es más probable que desaparezcan para mañana y sean reliquias acumuladas en casas privadas, motivo de robo y la apetencia de los dueños de lo ajeno.

Frecuentemente se hace noticia con la desaparición de reliquias eclesiásticas; pero casi nunca se esclarecen los hechos, estos hechos trascienden cuando se trata de un templo conocido y de fama; pero también hay iglesias en el campo, en el área dispersa cuyo patrimonio es poco conocido y portanto no están en ningún inventario.

Debemos quedar por sentado que la iglesia no es la jerarquía, no son los obispos y los cardenales,la iglesia es el pueblo, aquel pueblo escogido por Dios, por tanto, corresponsables del patrimoniocon que cuenta. Nos haría bien profundizar en asumir esta responsabilidad.