Opinion

TARIJA, POR UNA CIUDAD MÁS HUMANA
Paralelo 21
Pablo Pizarro - Guzmán
Martes, 17 Mayo, 2016 - 13:07

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El estado de la ciudad de Tarija y su futuro mediato se posicionócomo un tema de opinión y debate público de alta frecuencia, tanto desde la ciudadanía, medios tradicionales y digitales.

Pasamos tiempos donde la ciudadanía transcurrió inerte ante la destrucción de la urbe y su habitabilidad, que a nombre de la modernidad y el progreso nosfuimos convirtiendo en una ciudad deshumanizada, en su más amplia expresión.

Nos referimos a un modelo de desarrollo urbano donde terminó instalándose la violencia, desigualdad y el individualismo, lo que se reprodujo en patrones a favor del automóvil, avenidas, urbanizaciones,o por el impulso ademoler antiguos edificios y/o abolir la dinámica delos barrios, eje articulador y de convivencia sana entre las personas.

Esto sucedió por los autoritarismos burocráticos, que no estuvieron a la altura de los tiempos históricos, dadas las decisiones unilaterales, cerradas, prebendales y deshonestas, lo cual originóhabitaren una ciudad en continuo estado de coma.

Sin embargo, la lucha no concluye. Desde la ciudadanía no claudicaremos a nuestros sueños, porque nos interesa legar para nuestros hijos una tierra con oportunidades y mejores condiciones humanas de vida.

Esto aún es posible. Para ello, deberemos crear y hacer cumplir políticas públicas con nuevas formas de mirar los fenómenos urbanos. De inicio apuntamos a tres factores claves desde donde abordar la vitalidad de una ciudad: calles, barrios y comunidades.

Empezaremos preguntándonos¿cómo perciben los vecinos a sus barrios?, ¿cómo usan sus calles?, ¿juegan los niños en las calles y parques?, ¿cómo interactúan los vecinos?, ¿cuánto compromiso existe ante lo público?, entre otros interrogantes.

Este tipo de planteamiento nace de la doctrina de Jane Jacobs, eminente urbanista y provocadora social, quien señala que involucrándonos en el imaginario de la gente, comprendemos e identificamos sus vínculos, relaciones formales e informales, uso y gestión de los espacios,obteniendo como consecuencia la revaloración de lo público como un bien de todos.

Entonces, deberemos actuar desde lo ciudadano y su empoderamiento hacia el espacio público, como principio natural de bienestar social, lo que nos acercaría a contar con una ciudad más humana y distanciada de la violencia y la inequidad.

Pablo Pizarro es comunicador social