Ucrania – Rusia – EE. UU.

Carlos Decker-Molina

La debilidad de Zelenski

Probablemente la última semana de noviembre de 2025 sea el momento en que Volodymyr Zelensky perciba con claridad su propia fragilidad política. Quizá por eso Trump y Putin intentan obligarlo a aceptar una paz sin garantías, es decir, una capitulación que legitime, “a través de las armas”, un cambio de fronteras.

La corrupción

El National Anti-Corruption Bureau of Ukraine (NABU) y la Specialized Anti-Corruption Prosecutor’s Office (SAPO) revelaron recientemente una investigación anticorrupción de enorme magnitud en el sector energético, centrada en la empresa estatal de energía nuclear Energoatom.

La red de sobornos investigada rondaría los 100 millones de dólares, derivados de contratos con empresas del sector energético.
El esquema incluía:

Sobornos del 10–15% del valor de cada contrato.

Pagos a empresas intermediarias sin justificación operativa.

Contratos inflados para infraestructura energética y de defensa en plena guerra.

La investigación duró 15 meses, con más de 70 allanamientos, 4 millones de dólares decomisados y casi 1.000 horas de grabaciones.

Las consecuencias políticas

Uno de los principales sospechosos es el empresario Timur Mindich, antiguo socio de Zelensky, quien habría abandonado el país antes de los allanamientos. También quedaron comprometidos altos funcionarios, entre ellos el ex viceprimer ministro y ministro regional Oleksiy Chernyshov, detenido a finales de noviembre de 2025 por su presunta participación en la trama.

El impacto llegó al corazón del poder presidencial:
Andriy Yermak, jefe de gabinete y mano derecha de Zelensky, presentó su renuncia tras los registros realizados en su vivienda y su oficina. Ha proclamado su inocencia y asegura cooperar plenamente con la investigación, anunciando incluso que se dirigirá al frente de guerra.

---La relevancia del caso

Se trata de la investigación anticorrupción más importante desde la invasión rusa de 2022. Llega en un momento militar y político extremadamente delicado: la corrupción en el sector energético erosiona la credibilidad del gobierno justo cuando el país lucha por su supervivencia.

El escándalo amenaza con debilitar aún más el entorno político del presidente y pone en riesgo las reformas anticorrupción que Ucrania impulsa para mantener el apoyo internacional.

Transparencia Internacional (TI)

En su informe de 2024, el Índice de Percepción de la Corrupción otorgó a Ucrania 35 puntos sobre 100. TI reconoce avances en los últimos años, pero insiste en que la corrupción sigue siendo estructural y profundamente arraigada. La guerra complica cualquier intento de reforma.

Aun así —y pese al contexto bélico, caldo de cultivo del mercado negro— Ucrania es significativamente menos corrupta que Rusia, país que expulsó a Transparencia Internacional acusándola de “intromisión”. Putin aprovechó la ocasión para calificar al gobierno ucraniano como “grupo criminal”.

Tetyana Nikolayenko

La periodista ucraniana Tetyana Nikolayenko, especializada en investigación, declaró a un programa de Radio Suecia que la sociedad ucraniana ve con orgullo la actuación de NABU y SAPO. Desde la Revolución del Maidán, la ciudadanía ha exigido instituciones fuertes y controles efectivos.

No se trata —dice— de un ataque contra Zelensky, sino del funcionamiento normal de una democracia, con guerra o sin ella. Pero concluye: “sin duda Zelensky es un presidente debilitado”.

La diplomacia chapucera

La improvisación no es patrimonio exclusivo de Estados Unidos. Allí, la diplomacia está dividida entre quienes saben (como Marco Rubio) y quienes no (Steve Witkoff, Jared Kushner). Pero algo similar ocurre en Moscú.

¿Dónde está el viejo zorro de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov?
En los hechos, Putin lo ha sustituido por un joven financista cercano a Kushner: Kirill A. Dmitriev, ex estudiante de Stanford y Harvard, sancionado por Washington y Bruselas. Nacido en Kiev hace 50 años, Dmitriev es muy próximo a la familia Putin y representa un perfil de negociador más empresarial que diplomático.

En este nuevo paisaje destaca Boris Bondarev, único diplomático ruso que dimitió tras la invasión de Ucrania. Vive bajo protección suiza y es una de las voces más críticas contra el régimen:

“Mientras este régimen siga en pie, Rusia no tendrá futuro: ni libertad, ni prosperidad, ni dignidad. La estabilidad que prometen es una ilusión sostenida por miedo y violencia”.

Bondarev fue quien examinó el célebre documento de 28 puntos que Rusia presentó como demanda a Ucrania. Descubrió que era una mala traducción del ruso y que se trataba, en realidad, de un borrador comercial, no diplomático:

“No está escrito por diplomáticos; está escrito por negociantes que quieren ganar dinero y a quienes la guerra se lo impide”.

La UE contra la pared

En Moscú y en Washington se observa una tendencia peligrosa: la erosión del derecho internacional. En ambas capitales gobiernan líderes que han roto el frágil entramado de relaciones globales que —con imperfecciones— evitó conflictos aún mayores.

La invasión rusa a Ucrania violó los principios básicos del orden internacional.
La llegada de Trump a la Casa Blanca también erosiona ese orden: persecuciones internas a inmigrantes, operaciones extraterritoriales sin sentencia judicial y amenazas a regímenes hostiles quebrantan normas esenciales del derecho internacional.

Ambos líderes comparten un objetivo tácito: debilitar a la Unión Europea.
Para Trump, una Europa dividida facilita los negocios bilaterales.
Para Putin, fragmentarla permite reconstruir zonas de influencia perdidas tras la caída de la URSS.

El vicepresidente estadounidense JD Vance es un crítico feroz del “modelo europeo”, caricaturizado como “comunista” para desacreditar el Estado de bienestar y fortalecer a la derecha —especialmente la extrema derecha.

Mientras tanto, la guerra informativa y cognitiva domina los medios y las redes sociales.

Europa está siendo atacada por dos flancos:

EE. UU., que ya no actúa como aliado confiable.

Rusia, que históricamente nunca lo fue.

No es casual que Suecia y Finlandia decidieran solicitar su ingreso en la OTAN al día siguiente del 24 de febrero de 2022, reforzando su defensa junto a los países nórdicos y bálticos

Las preguntas clave

¿Es este un nuevo posicionamiento ideológico?
No. La ideología ha sido sustituida por un enfrentamiento entre dos modelos de capitalismo: el global y el proteccionista, ambos con aspiraciones imperiales.

¿Hacia dónde vamos?
Responder es mucho más difícil, pero lo que se vislumbra —si el mundo sigue rompiendo reglas sin construir otras nuevas— se parece peligrosamente al infierno de Gaza.