Opinion

CUMBRE INDÍGENA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 30 Julio, 2013 - 19:57

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Dentro de la mentalidad colonial con que hemos sido educados, con su característica muestra de desprecio hacia lo nativo,  era difícil concebir que los indígenas, grupo social siempre marginada y sometida, hoy se paseen por los salones de lujosos hoteles del centro de las ciudades y en espacios sólo destinados para quienes los tenían como pongos gratuitos a su servicio.

Menos se podía imaginar que organicen encuentros mundiales, con capacidad propositiva de su realidad y con prospectiva de significativos cambios que tienden a socavar los cimientos de la organización social tradicionalmente conocida, donde lo autóctono tendía más bien a ser eliminada o erradicada porque se los consideraba “casi humanos”, no sólo en esta parte del mundo sino donde llegaron los “colonizadores” para hollar tierras donde las creencias y significados eran diferentes.

La estructura del Estado garantizaba el sometimiento de los indígenas a los intereses de los patrones, que al usurpar  sus tierras además los convirtieron en sus esclavos para trabajos en la minería en las tierras altas, la deforestación en los valles y los llanos, el trabajo en la agropecuaria y hasta el servicio doméstico.

Para el saqueo de los recursos naturales de los países no desarrollados, la mano de obra provenía y todavía lo hace, de los sectores sometidos a la dominación cultural, política y religiosa. La sociedad estaba (está) organizada en relación a la política de entregar la riqueza nacional hacia los intereses económicos extranjeros, el Estado no se enriquecía sino sólo era el sereno para cuidar precisamente esos intereses.

Los nativos o indígenas no tenían parte ni suerte en esta organización porque estaban excluidos de los derechos del hombre, sólo sometido a la servidumbre. En Bolivia hasta 1905 los hijos de los indígenas no podían ir a la escuela, estaban totalmente excluidos del sistema educativo nacional, elemento pasivo, considerado “retardado mental”.

El avance de la usurpación geográfica de muchas partes del mundo por parte de otras civilizaciones está plagada de historia similar, en otras realidades se demuestra que los nativos fueron erradicados, perseguidos o reducidos a territorios de “reservación”, ahí no se produjo la mezcla de sangre; en la parte sur de América “se los dejó vivir porque los colonizadores vinieron sin sus familias”, por tanto, se produjo el mestizaje cruel, tal cual recoge la historia.

En las últimas décadas se hace visible el movimiento significativo de grupos que recogen, analizan y proponen cambios dentro de la estructura de la sociedad y el poder, son las organizaciones sociales dinamizadores de reformas, he ahí su mérito. Las consecuencias de toda revolución tienen sus frutos en el tiempo; pero que la sociedad boliviana, en su economía, su visión política y concepción humana, jamás volverá a ser el mismo, es innegable.

La Cumbre Mundial Indígena, cuya sede y principal organizador es Bolivia, es una demostración que las culturas pospuestas, marginadas y esclavizadas reclaman su lugar en el consenso universal, no se trata de trocar el poder para sólo transitar por la otra acera, sino poner en práctica la concepción de la interculturalidad, de que los movimientos sociales no se constituyen en enemigos de los “civilizados”, sino exigir que son tan corresponsables de los destinos del mundo que compartimos.

En el país, la profundización de borrar las diferencias hasta para las oportunidades laborales, económicas y políticas, debe ser asumida por los movimientos sociales que se obnubilan con el poder, no es la meta que hoy ellos sean los privilegiados y se forme una especie de una nueva casta,  cuya vivencia en el pasado ya hizo mucho daño en la historia, no sólo en Bolivia sino en otras partes del mundo.

La identidad plurinacional en los pueblos de América se profundiza, la interculturalidad no sólo es teoría, se van recuperando los saberes, conocimientos y la forma de concebir el mundo a partir de los valores que siempre estuvieron presentes pero que otros intereses, sometimiento, saqueo y explotación, no permitieron comprender. En lo universal no sólo es único lo moderno y lo científico sino también caben los otros saberes.

El mundo ya no es el mismo, lo evidente es que “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.