Opinion

ESCUELA Y EMBARAZO
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 24 Julio, 2013 - 20:04

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En nuestro país el 16% de las adolescentes son madres o están embarazadas. Esto supone que esta población está o debería estar en el sistema educativo nacional, es decir, la escuela. Siguiendo los datos del INE nos enteramos que en las ciudades 68 de cada 1000 mujeres madres o embarazadas son adolescentes, en el área dispersa la situación es casi el doble: 168 de cada mil mujeres madres o embarazadas son casi niñas.

La idiosincrasia de nuestros pueblos hace que en algunas partes del Estado Boliviano no se permita asistir a niñas embarazadas a las escuelas, es decir, se les prohíbe tener acceso a la educación, se las condena a la ignorancia, se las abandona a su suerte.

Lamentablemente no tenemos como política de Estado afrontar esta realidad que cada vez se acrecienta en todas partes: tenemos cada vez mayor índice de las adolescentes que tienen el embarazo precoz. Sólo distribuir algunos anticonceptivos o algunas esporádicas charlas para su prevención no había sido la solución, por el contrario, las estadísticas se elevan de manera alarmante.

Una niña que a sus 15 ó 16 años sea madre casi tiene toda su vida futura decidida: sumisión a la pobreza, difícil oportunidad de estudio o educación, soportar la denigración de su entorno familiar, la sociedad que la induce a este fracaso, pero después no la acepta; el autor del embarazo que se aleja o la abandona a su suerte “porque ella es la culpable” o “por qué no se cuidó”, además que el compañero es otro adolescente, por tanto dependiente de “papi o mami”.

Las estadísticas de niñas embarazadas y que están matriculadas en el sistema educativo no se publican; pero en las direcciones distritales tienen las referencias. Antes eran más en las escuelas de la periferia que en las del centro; hoy estas cifras van casi parejas. En aquellas puede deberse a la pobreza, falta de servicios, bajo nivel de educación, migración campo-ciudad, abandono de los padres porque deben seguir atendiendo las labores del agro; en las escuelas del centro es pura irresponsabilidad y el cambio profundo de los valores en casa, es allí donde existen más familias monoparentales, con todas las consecuencias que esto significa.

En el área dispersa, pese a los esfuerzos que se hacen por incorporar hasta secundaria a la adolescente, los riesgos de embarazo son mayores: las niñas debe recorrer largas distancias para llegar a la escuela y volver a casa, a veces todavía por senderos donde se corre el riesgo de un ataque de algún depravado sexual o de algún comunario, las denuncias sobre estos casos no son pocas.

Por otro lado, las niñas en el campo generalmente presentan algún rezago en el acceso al sistema escolar, no les corresponde el nivel a la edad que tienen, otra desventaja para que los jóvenes las persigan porque la iniciación a la vida sexual también es temprana, en ocasiones son los propios maestros que se aprovechan, si hay denuncias se arreglan entre los padres, se producen los traslados o cambios, otra cifra para las estadísticas de abandono escolar.

Todavía en nuestro Estado Plurinacional los niños y niñas llegan a la adolescencia con conocimientos nada confiables sobre su sexualidad, las fuentes son los medios de comunicación masiva, (cuya programación nadie controla en su generalidad), amistades no siempre bien intencionadas, creencias populares que se transmiten oralmente, casi siempre de noche y alejadas de la verdad, fáciles presas de la “pruebita del amor”, entre otros.

La sexualidad en la adolescencia es determinante para la vida futura, tiene que ver con la identidad, con el sentido de pertenencia en la sociedad, la autoestima, la responsabilidad familiar y un sinfín de facetas que hacen a la existencia, por tanto, es compleja, pero es precisamente esta parte del desarrollo complejo que no se atiende como una política en la escuela, en el barrio y la sociedad.

El embarazo en la adolescencia está ligado al nivel socioeconómico bajo, la inestabilidad psicológica emocional que no se presta atención, desconocimiento de la propia fisiología cuya información se hace pero no existe un seguimiento ni plan de prevención a través de servicios de salud que está n ausentes para la sexualidad, la distancia cada vez más sentida entre padres e hijos. ¿Verdad que es un problema de fondo?