Cinco jóvenes bolivianos representarán al país en la Olimpiada Mundial de Física en París

Iván Ramos - Periodismo que Cuenta
"Todo empieza con el gusto por el estudio", dice Carlos Emanuel Zerna Orellana con una serenidad que no es común en un joven de menos de 20 años. En sus ojos brilla la emoción contenida de quien ha convertido la curiosidad en vocación. A su lado, José María Alvarado Salazar añade con convicción: "La motivación es clave, el profesor que haga gustar su materia es esencial".
Carlos y José María son parte de una delegación boliviana excepcional, que en julio de 2025 cruzará el Atlántico para participar en el IPHO 2025, la 55.ª edición de la Olimpiada Internacional de Física, un certamen que se celebrará del 18 al 24 de julio en el corazón académico de Francia, en la École Polytechnique de Palaiseau, París.
UNA CONSTELACIÓN DE TALENTO BOLIVIANO
La delegación boliviana está integrada por cinco estudiantes que no sólo dominan fórmulas y teorías, sino que respiran ciencia con una pasión que emociona.
Ernani Tiago Dalagnol Borda – Colegio Alemán Santa María, Cochabamba
José María Alvarado Salazar – Colegio Montessori, Sucre
René Andrés Arroyo Soruco – Colegio Santa Ana, Sucre
Andrés Ignacio Villanueva Mamani – Colegio Santa Ana, Sucre
Carlos Emanuel Zerna Orellana – Colegio Santa Ana, Sucre
Al frente de esta expedición de saberes, viaja como delegado el MSc. Marko Andrade Uzieda, docente de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
Durante diez horas de evaluación (cinco teóricas y cinco experimentales), estos jóvenes enfrentarán problemas de física compleja que pondrían a prueba incluso a un estudiante universitario. No se trata sólo de competencia, sino de excelencia, de ingenio y de carácter.
¿DÓNDE NACE UN CAMPEÓN DE LA CIENCIA?
La respuesta no está en los libros, sino en las aulas inspiradoras. Lizeth Carla Romero Álvarez, profesora del Colegio Montessori, lo sabe bien. "Todo empieza por hacer gustar la materia", cuenta. Con voz cálida, explica cómo desde una pregunta bien formulada, un ejemplo bien escogido, puede nacer una vocación.
En su colegio, los clubes de ciencia son parte del alma institucional. Allí, los jóvenes no sólo aprenden física: la viven. No hay improvisación: hay proyecto, hay constancia, hay comunidad.
También en el Colegio Santa Ana de Sucre florecen talentos. Su mentor, Luis Alfredo Quenta, explica que trabajan con un modelo de educación científica que va más allá del currículo oficial: seis horas semanales de física avanzada, clases de universidad en Cálculo y Física Moderna, viajes mensuales a Cochabamba para trabajar en laboratorios de la UMSS, y clases virtuales de física cuántica tres veces por semana.
Estos jóvenes fueron seleccionados tras un exigente proceso en las Olimpiadas O! Sansi, organizadas por la UMSS, y confirmados luego de una prueba nacional en febrero de este año. En 2024, ya ganaron medallas en competencias nacionales de ciencias exactas. Bolivia no improvisa: Bolivia se prepara.
CIENCIA CON ACENTO BOLIVIANO… PERO AÚN SIN RESPALDO SUFICIENTE
Cada inscripción cuesta 550 euros por estudiante. A eso se suman pasajes, estadía, alimentación, materiales. Hoy son las familias las que sostienen este sueño, con rifas, aportes solidarios y esperanzas. Pero no alcanza.
Por eso, los docentes, los padres y los propios estudiantes hacen un llamado a la solidaridad: a las autoridades, a las universidades, a las empresas, a quien quiera sumarse a este esfuerzo. Porque cuando un boliviano brilla en París, brilla todo un país.