Cochabamba se llena de basura y Reyes Villa no logra destrabar dos semanas de conflicto

La ciudad de Cochabamba cumple dos semanas de conflicto por el manejo de residuos sólidos, mientras toneladas de basura se acumulan en calles, plazas y alrededores de centros educativos, sin que el alcalde y candidato presidencial por APB-Súmate, Manfred Reyes Villa, logre una solución efectiva tras el cierre del botadero de K’ara K’ara.
Pese a haber declarado emergencia municipal en la mancha urbana y haber rescindido contrato con el consorcio “Complejo Verde” para firmar con la empresa “Tunqui Limitada”, la situación se agravó cuando los intentos de trasladar la basura a nuevos predios en Cotapachi, en los municipios de Colcapirhua y Quillacollo, fueron bloqueados por vecinos de esas zonas.
Los pobladores argumentaron posibles daños ambientales y afectación a sitios de valor arqueológico. A ello se sumaron bloqueos en la avenida Blanco Galindo, donde habitantes denunciaron que volquetas municipales intentaron ingresar de forma clandestina, lo que terminó con vehículos retenidos y algunos con llantas pinchadas.
La emergencia sanitaria se hace evidente en distintos puntos de la ciudad, donde las redes sociales se llenaron de imágenes de promontorios de basura, especialmente en cercanías de mercados, unidades educativas y zonas comerciales.
Desde el Ejecutivo municipal se denunció una “intencionalidad política” detrás de las protestas. Reyes Villa señaló que sectores movilizados buscan perjudicar su imagen con fines electorales, considerando su condición de candidato presidencial.
Por su parte, un funcionario edil defendió la legalidad del nuevo espacio para el vertido de residuos, asegurando que se trata de un predio privado y otro ubicado en una zona de jurisdicción tripartita, aún sin delimitación clara entre Cercado, Colcapirhua y Quillacollo.
“El secuestro de carros recolectores es una medida política. Se oponen a la solución porque saben que afecta directamente la imagen del alcalde”, sostuvo. Hasta este domingo, el conflicto seguía sin visos de resolución, mientras Cochabamba continúa sumida en una crisis de salubridad.