EUCARISTÍA EN SANTA CRUZ
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Domingo de Ramos: Iglesia Católica inicia celebración de la Semana Santa

Misa en el inicio de la Semana Santa. Fotos/FB campanas

La Iglesia Católica inició la Semana Santa con el Domingo de Ramos para recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, en medio del mundo afrontado por la guerra en Ucrania y el drama de la pandemia que aún viven muchas familias.

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, presidió la misa instalada en el atrio de la Catedral ante una gran cantidad de fieles que se dieron cita a la plaza 24 de Septiembre, donde los católicos recordaron el ingreso de Jesús a Jerusalén​.

En la eucaristía rememoraron el relato de la pasión y las últimas horas de Jesús en la vida terrenal. Recordó que Jesús fue proclamado rey, pero con el poder de riqueza de los grandes, sino con el poder salvador del amor que vence al mal.

“El entra a Jerusalén como rey justo, humilde y pacífico, que no opone resistencia a los que lo ultrajan. Las autoridades religiosas y políticas no participan de la fiesta del pueblo porque no reconocen en Jesús al Mesías enviado y está al lado de los pobres que lo alaban y lo siguen”, dijo Gualberti.

Afirmó que Jesús fue un peligro para las autoridades políticas y religiosas porque ha denunciado en público los abusos y atropellos en contra de los pobres y su instrumentalización de la religión y del culto del templo para enriquecerse y para mantenerse en el poder.

Indicó que todos los pasajes de la biblia nos permiten ver cuán lejos estamos del crucificado, cuánto de autosuficiencia y soberbia, desobediencias y pecados que contradicen nuestra vida cristiana. A pesar de ello, existe el amor de Jesús que siempre está dispuesto a perdonar y a establecer una relación personal y de amigo con dada uno de nosotros, dando así cumplimiento al plan de salvación del padre, manifestó.

Gualberti invitó a los católicos a reconocer nuestras culpas, nuestros errores, pedir perdón y cargar la cruz junto a él. Dijo que los brazos abiertos de Jesús nos perdonan y nos dan la fuerza para liberarnos de todo sentimiento de odio, rencor y venganza y así libres del mal, perdonar también las ofensas recibidas.

Sostuvo que Jesús nos da fuerzas para abrir nuestros brazos a los pobres, a los abandonados, a los marginados, a los que se alejaron de la fe y la comunidad eclesial y nos amina a dar testimonio vivo del evangelio, del amor y la fraternidad y de la paz de nuestra sociedad marcada por las divisiones, los miramientos y los conflictos.

La Iglesia pidió elevar la oración a Dios con humildad y confianza para que nos acompañe y conceda la fortaleza necesaria para hacer de nuestra vida de cada día testigos fieles de su hijo crucificado.