4 DE SEPTIEMBRE
Título: 

Día Nacional de las Áreas Protegidas: entre el asedio de los incendios forestales, el extractivismo y los avasallamientos

AGENCIA DE NOTICIAS AMBIENTALES

José Luis Vargas

Las áreas protegidas en Bolivia a pesar de estar dentro de las regiones con mayor biodiversidad y contar con normativa de protección, hoy se encuentran amenazadas por la deforestación, los incendios forestales, la explotación minera auríferahidrocarburífera, así como la ampliación de la frontera agropecuaria, por lo que es crucial la conservación de los hábitats y la gestión sostenible de los recursos naturales.

El 4 de septiembre fue declarado Día Nacional de las Áreas Protegidas en Bolivia, producto del Decreto Supremo 28315, del 26 de agosto de 2005, emitido por el Ejecutivo que a su vez le otorga varias atribuciones al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap).


Centro de Esquila de fibra de vicuña en ANMIN Apolobamba. Foto Nelson Fernández/Fundesnap

Aproximadamente el 16% del territorio nacional, 17 millones de hectáreas albergan a 24 áreas protegidas, incluyendo a El Choré, informó en una entrevista con la Agencia de Noticias Ambientales (ANA), Sergio Eguino director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Fundesnap).

“La verdad es que estas áreas protegidas tienen grandes desafíos, más allá de encerrar la gran diversidad de interés local, regional, nacional e internacional, que globalmente son importantísimas, y también lógicamente están amenazadas con aspectos de uso, extracción intensiva como yacimientos hidrocarburíferos, la alta densidad de minería y de oro, sobre todo, coinciden con previos vinculados con la agricultura, o avance (en la frontera) agrícola. Y bueno, los famosos incendios que últimamente están pasando, principalmente por la Chiquitanía de la Amazonía, que son los más grandes”, afirma Eguino.

Por ello se debe resguardar los bosques y, de alguna manera, las funciones ecosistémicas, como el agua y un sinnúmero de productos que son la seguridad alimentaria de tantas poblaciones indígenas, originarias, campesinas que viven en estas áreas; sin olvidar los procesos claves que permiten que haya regulación del clima, inclusive en la pandemia se verificó que en estos lugares, justamente, se equilibraron los elementos de contagio.

Un grupo familiar de vicuñas en las lagunas de colores de la REA. Foto Nelson Fernández/FUNDESNAP

Áreas protegidas

A nivel subnacional se encuentran las áreas protegidas municipales y departamentales, que suman a más de 180 áreas que abarcan más o menos un 10% o 9% del territorio nacional.

«Nuestro sistema de áreas protegidas que contempla las áreas nacionales y las subnacionales incluiría mbién un conjunto de poblaciones indígenas, tierras comunitarias de origen, que también están destinadas en su mayoría a la conservación de su territorio y de la biodiversidad que encierran y lógicamente todo su patrimonio natural y cultural, más o menos suman cerca 6% del territorio nacional”, explicó.


Ardilla en el PN ANMI Cotapata La Paz. Foto Nelson Fernández/Fundesnap

 

Inclusive dentro de las tierras comunitarias de origen, como en el caso del Gobierno Autónomo Indígena Originario de Charagua, por ejemplo, tienen adentro, además de las nacionales, las áreas indígena.

“El gobierno autónomo indígena originario de Charagua, que es la primera autonomía indígena que tiene el país del pueblo Guaraní, tiene 4.5 millones de hectáreas, tiene el 70% bajo protección en áreas protegidas que han creado como tierras indígenas-originarias-campesinas. Entonces a nivel nacional, cerca del 37% del territorio boliviano está bajo conceptos de conservación, podríamos decir, de protección, u otros ecosistemas estratégicos que también están bajo el rango de conservación y desarrollo sostenible”, explicó el director ejecutivo de Fundesnap.

Gastronomía PN Torotoro Potosí. Foto Nelson Fernández/FUNDESNAP

Patrimonial y manejo efectivo

Comparativamente, a nivel internacional,  Bolivia es un país donde se valora el patrimonio natural, ligada con la diversidad cultural,  por eso tenemos más de 36 pueblos indígenas vinculados a los ecosistemas.

“El 80% del país está en estas áreas protegidas nacionales,  y, lamentablemente, para su manejo hay mucha deficiencia financiera. En 1998, por ejemplo, el 2% o más del Presupuesto del Tesoro General de la Nación ha mejorado. Actualmente representa el 20% y en todos estos años, en 25 años ha ido mejorando, pero no es suficiente”, precisó el entrevistado.

Todavía las áreas dependen en gran medida de la colaboración del cobro por turismo que representa un 25% más o menos de su presupuesto.

Es decir, su situación financiera es bastante precaria, con lo cual se ve la dificultad de atender no solamente aspectos de incendios, sino inclusive operaciones o evitar las invasiones que se tiene en las áreas protegidas de todo tipo.


Guardaparques PN Torotoro. Foto Nelson Fernández/Fundesnap

 

Insuficiencia para enfrentar los desafíos

Para el sistema de las áreas protegidas, “se requieren más o menos al año 10 millones de dólares o 70 millones de bolivianos, más o menos al año, para sobrevivir, para tener lo que llevamos nosotros, una gestión básica limitada, es decir, con dificultades, insuficiencia en guardaparques,  en equipamiento, en infraestructura, para gastos operativos como gasolina, diesel”, dijo Eguino.

Para tener un manejo efectivo que permita cumplir con los planes de manejo y los  objetivos de conservación, para ello se necesita anualmente cerca de $us 23 millones o Bs 161 millones al año.

“También responder a ciertos proyectos prioritarios con las comunidades locales, porque son las principales guardianas, digamos, de las áreas protegidas también, poder hacer diferentes dinámicas de monitoreo ambiental, controlar realmente que se esté logrando la conservación de la área protegida, como se debe su integración a la sociedad.  En el sector privado, por ejemplo, es fundamental la integración de las áreas protegidas y el sector privado para todo ese aprovechamiento de recursos naturales,  pero de forma sostenible y en beneficio de las comunidades locales, es decir, hay un sinnúmero de estrategias de necesidades que lamentablemente no están siendo formadas por falta de recursos financieros”, agregó.

Además el aprovechamiento de biodiversidad, “con aspectos de compensaciones de actividades, reales compensaciones del aprovechamiento que se hace en áreas protegidas, no solo hidrocarburos, sino principalmente actividades como tránsito por ciertas áreas protegidas en la parte de minería, por ejemplo,  Otukisi, todo lo vinculado con el Mutún y Puerto Bush, con las carreteras que pasan por las áreas y no aportan gran cosa,  para no decir nada a las áreas protegidas, igual cualquier actividad, como represas hidroeléctricas en Carrasco”, remarcó.


ANMI San Matías, ecosistema de tierras bajas Santa Cruz, con algunos batos. Foto Nelson Fernández/Fundesnap.

En el ámbito nacional varias instituciones de la sociedad civil crearon la Plataforma Multiactor con el propósito de cumplir con la tercera meta del Marco Global para la Diversidad Biológica (MGDB), denominada 30 x 30, orientada a implementar acciones que vayan a garantizar la conservación efectiva de al menos el 30% de las áreas protegidas y ecosistemas del país