Indígenas wayú mantienen protesta ante crisis humanitaria

Azotados por la escasez de agua y alimentos, representantes de la comunidad indígena wayú, asentada en La Guajira, el jueves cumplieron tres días de protesta para exigir al Gobierno colombiano soluciones a sus necesidades más urgentes.

Luego de marchar por esta ciudad y denunciar la muerte de sus niños a causa de desnutrición, más de un centenar de miembros de esa etnia llegaron hasta la sede del Ministerio de Educación para reclamar una alimentación adecuada para los estudiantes, contratación directa de los profesores y estabilidad laboral para los mismos, declaró a Prensa Latina Carlos Pineda, uno de los promotores de la movilización.

Queremos ser contratados directamente por esa cartera pues de momento tal procedimiento es a través de terceros y por un año solamente, de la otra forma sería por tiempo indefinido, lo que garantizaría una continuidad en el proceso educativo, precisó el maestro.

Pineda aseguró que los alumnos del corregimiento Siapana, donde trabaja, no reciben una nutrición adecuada en los colegios, tal como fue prevista, pues el almuerzo además de ser escaso carece de los requerimientos indispensables para esa etapa de la vida.

La solución a nuestros problemas no pude ser la distribución de donativos cada seis meses, debe constituirse en una política de Estado la cual garantice el acceso a agua potable, a la salud, educación, vivienda y trabajo dignos, comentaron en días previos portavoces de ese colectivo.

La tragedia de los wayú fue reconocida incluso por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que en diciembre pasado dictó medidas cautelares para proteger la vida de los pequeños de dicho pueblo originario radicados en los municipios de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao, todos pertenecientes al departamento de La Guajira, su territorio ancestral.

Hasta ahora, las medidas adoptadas por el Gobierno fueron vistas como paliativos por líderes comunitarios, quienes exigen determinaciones de fondo.

Como resultado de la expansión de los programas mineros, esos hombres y mujeres perdieron valiosas hectáreas de tierra y el río Ranchería, imprescindible para el consumo del líquido y la agricultura.

A pocos pasos de El Cerrejón, entre las reservas de carbón más grandes del mundo, esa agrupación humana sufre flagelos que pudieran poner en peligro su supervivencia luego de varias centurias de historia, alertaron defensores de derechos humanos.

Se trata de un área saqueada, abandonada, la cual padece una sequía casi absoluta y donde la acción de la clase política, gremial y del propio Gobierno Nacional fue durante mucho tiempo prácticamente invisible, reprobó la excongresista Piedad Córdoba en diálogo con Prensa Latina. (PL)