Sádicos Ingenuos

Darío Meza Crespo – cientista político

—Mírennos a los ojos—pensaba, al ver a los ministros de Rodrigo Paz durante su discurso. Camisas, ternos y corbatas recién planchadas junto a la incapacidad de levantar la mirada y creerse completamente las palabras del jefe de turno: “…hemos tomado una decisión central, proteger el bolsillo del pueblo “. Frase tras otra y, por fin, el presidente anuncia el gasolinazo presagiado por el discurso de miércoles por la noche. Vuelan y vuelan palabras: demagogia, verdad, populismo y un recordatorio de quién es el culpable de nuestros lamentos; pronto, se escucha un incremento a los bonos, al salario mínimo y, ¡qué emoción!, 200 bolivianos cada cuatro meses para los informales.

¿Será que hay que ser psicópata para ser político? O, tal vez, ¿un sádico ingenuo? Ya sé; es indispensable ser agroindustrial. ¡Ay estos ministros técnico-meritocráticos!, pero si son expertos en todas las economías menos la nuestra, en todas las industrias menos en las que tenemos y, hasta en los beneficios ambientales del extractivismo sin frenos. Mañana sus carros blindados pasarán rapidísimo por una ciudad llena de incertidumbre. Dijeron que el pasaje no debería subir, pero todos sabemos que lo hará. ¿Habrán leído sobre las consecuencias de sus actos? Tal vez haya uno que otro informe olvidado de alguna ONG sobre sus escritorios.

Dicen que las medidas de ¨shock¨ son eso, ¿no? Alumbrar un solo camino, el más doloroso; porque si no duele, no funciona. Pero, ¿a quién le duele? A los ricos no, les quitaron un impuesto en el primer dedazo; al agro tampoco, siguen pagando menos impuestos que el trabajador promedio y, desde hoy, pueden traer su fortuna oculta de Panamá sin impuestos y exportar cuanta carne quieran a Egipto. Dizque ahora su carne tiene certificación “halal “, es decir, libre de pecado para los árabes. No sabía que les importaban los árabes, acaban de votar en la ONU a favor de que Israel siga masacrando niños palestinos. Perdón, me desvié un poco, volvamos a nuestra pregunta: ¿quién paga los platos rotos? Pues, los de siempre.

Dijo que tenemos que sincerarnos con el precio de los combustibles, que el país ya no aguanta. Pero parecen haber tantos caminos, tantas formas de recortar gastos. ¡Carajo quítale su renta de 21 mil pesos a tu papá! Empieza a cobrarle impuestos decentes al agro, controla la minería ilegal y cóbrale lo justo a la legal; tanto jodes con que la administración pública no funciona, entonces reduce planillas, cierra empresas, controla el contrabando. Y, sí, probablemente aún haya que subir el precio de los combustibles, pero hazlo gradualmente y focaliza el subsidio; que no sea para los que calientan su piscina con el gas, o para sus cinco autos familiares, pero que si sea para el transporte público y transportar alimentos.

Quisiera creer que son ingenuos, y que no se dan cuenta del daño que le harán a las personas, que, si supieran más de la realidad del país, propondrían mejores medidas, que así sabrían que con la crisis, las familias apenas pueden sostenerse. Pero su inacción, su clientelismo y la falta a sus promesas de campaña me indican que solo son sádicos.