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Joel Moya: hicimos 4 millones de consultas y a cada paciente le dimos una solución

Recuerdos del Dr. Joel Moya en su visita a diferentes poblaciones. Foto/JM

En 1984, el joven oftalmólogo Joel Moya Saldias decidió lanzar el proyecto de fortalecimiento del “Comité Visión 20/20, Derecho a la Visión” para que con el apoyo del Club de Leones y el programa “Primero la Vista”, emprendiera un plan de asistencia social que al cabo de casi 40 años tenga en su haber casi cuatro millones de consultas dando a cada uno una solución a algún problema de la vista.

Cuenta que las actividades se iniciaron en el área rural llevando asistencia médica oftalmológica con consultas y cirugías a personas de escasos recursos por todo Bolivia, habiendo cumplido más de 1.200 actividades y recorrido el suelo patrio de norte a sur, de este a oeste, brindando, en cada ocasión profesionalidad, afecto sincero, servicio gratuito y apoyo incondicional a personas de escasos recursos, según relata en historia escrita por el meritorio profesional.

“Atendimos dando solución, medicamentos o un lente después de su atención y necesidad y por último una cirugía para sacarlo de la ceguera. Fueron donados como 400.000 lentes reciclados, donación de clubes de servicio, medicamentos donados gracias a empresas amigas”, manifestó Moya, director por 10 años del Instituto Nacional de Oftalmología (INO) con cuyos medios logísticos llegó a más poblaciones.

Explica que realizaron más de 100.000 cirugías, entre cataratas, glaucomas, trasplantes de córnea, pterigiones y algunas cirugías de retina.  Cirugías apoyadas con insumos del Club de Leones y Deseret Internacional Foundation, Ojos del Mundo, Charity Visión y el trabajo artesanal de médicos oftalmólogos de Bolivia y en especial del Instituto Nacional de Oftalmología que proporcionó el apoyo personal especializado de sus enfermeras.

Reconocer el apoyo de las alcaldías y centros de residentes, Fuerzas Armadas en especial la Fuerza Aérea que los desplazó en sus aviones a diferentes de lugares de difícil acceso y la Armada que hizo la logística con apoyo de trasporte y vivienda para asistir a diferentes poblaciones alrededor del Lago Titicaca. También agradece a la Iglesia Católica por sus movilidades y logística para llegar a diferentes poblaciones como Sorata y Palos Blancos.

Narra que la lucha contra la ceguera comenzó a fines de los años 80 en una labor conjunta de Médicos Oftalmólogos Norteamericanos propiciados por Parneth of the América y médicos bolivianos del INO. Cuenta que realizaron una centena de cirugías de catarata aprovechando la técnica de la anestesia local, los insumos e instrumental que proporcionaron los médicos Hans Secker y Tomas Mina provenientes de Salt Lake City Utah, USA.

En la Ciudad de El Alto después del haber censado a 190.000 personas, se identificaron a 131 personas con el diagnostico de catarata de acuerdo con el trabajo realizado por el médico Gonzalo Pacheco Pareja cuya labor permitió declarar luego a la ciudad de El Alto como la primera zona libre de catarata. Destaca también el apoyo del Dr. Castillo y la Lic. Blanca Laguna de Vera, presidente de Los Parneth of the América, La Paz – Bolivia, quienes lograron la visita de esta misión Médica Oftalmológica de UTAH.

Pondera el apoyo a estos proyectos que tenían la intención de impulsar esta actividad de bien social. Destaca al Dr. Juan Carlos Gutiérrez Freundental y Antonio de la Gálvez por ser oftalmólogos de alto espíritu social, además de reconocidos miembros del Club de Leones. De igual manera al Dr. Marcelo Arze, director del Instituto Nacional de Oftalmología y luego apareció en escena profesionales jóvenes como él en su calidad de representante de DESERET en Bolivia.

Luego decidieron dar paso al Comité Nacional de Lucha y Prevención Contra la Ceguera y su primer punto de parada fue la ciudad de San Borja, luego Coroico, Guanay, Oruro y Potosí, capitales de departamento y ciudades intermedias y pueblo rurales.

Asegura que actualmente mantiene la misma labor y de asistencia permanente con cirugía gratuitas de catarata y de lo que fuere necesario, si la condición social del paciente lo ameritara en el INO de La Paz.

“Lo más espectacular fue el despegue de esta actividad en todo Bolivia, en todo lugar donde hay un oftalmólogo es un pecado tener un ciego de catarata. Mi homenaje a los médicos oftalmólogos que se destacaron por esta labor en Bolivia”, dice el doctor Moya que recuerda a varios de sus colegas de los que muchos fallecieron y otros aún continúan al servicio de la sociedad.