ABORTO

BOLIVIA LE DICE NO AL ABORTO

Guillermo Siles Paz, OMI

A fines de julio de este año, la empresa, “Captura Consulting” hizo la encuesta en las ciudades de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y El Alto sobre la despenalización del aborto, dicha encuesta fue promovida por la revista Poder y Placer.  

La encuesta revela, de principio un rechazo a esta propuesta de despenalizar el aborto. Es decir, que los bolivianos y bolivianas, en el eje central en un 72,7 %, están en contra de la despenalización del aborto, aunque hay personas que tienen una opinión diferente y están de acuerdo, en un porcentaje de 21%.  Y un el 6,3% tienen una confusión, no sabe o no responde.

Mirando por ciudades hay diferencias. Santa Cruz, rechaza la despenalización del aborto en un 80% sobre un 15,2% que están de acuerdo. En la ciudad de La Paz, rechaza la despenalización con el 57,3%, y de acuerdo en un 33,7% y una población indecisa del 9%. A que se debe?. Pienso que fundamentalmente, porque existen muchas ONGs y grupos de activistas pro aborto, que se han manifestado abiertamente en los últimos meses y van persuadiendo. 

Por otra parte, también se escucha voces de representantes de ONGs, que sugieren de no tomar en cuenta en el debate, a las iglesias, por ser un país laico. Sin embargo, hay que recordarles que el respeto a la vida, es un interés social prioritario. No podemos ignorar, desde el punto de vista religioso, que la mayoría de los bolivianos y bolivianas, defendemos la vida desde la concepción y ésta debe ser respetada.

Al mismo tiempo debemos de reflexionar profundamente, que el Aborto es una consecuencia de relaciones, muchas veces irresponsables, no planeadas y además en situaciones muy complejas. Eso quiere decir, que debemos de trabajar en las causas fundamentales de estos embarazos “no deseados”.

Porque las iglesias nos oponemos al aborto.

Hoy es evidente y con argumentos totalmente científicos, se ha demostrados que la vida humana comienza en el momento de la concepción;  el feto es un ser humano, un ser completo, con un código genético irrepetible. Por lo tanto, querer justificar el aborto apoyado en que el embrión o el feto no es un ser humano vivo, es muestra de una actitud egoísta. 

El aborto éticamente es  indefendible. Quienes defienden, justifican la muerte de un inocente.  ¿Quién desea la muerte de un ser vivo inocente?  Por mucho que algunos quieran justificar el aborto, siempre seguirán condenando a muerte a un inocente que no puede defenderse.  ¿Qué culpa tiene este niño que vive en su vientre?

Ahora no es cuestión de imponer los principios religiosos católicos, sino de defender el derecho a la vida de seres humanos inocentes. Derecho a la vida, que deben proteger las leyes, atendiendo al bien común. Se trata de prestar nuestra voz a quienes carecen aún de ella, y no pueden hacer valer el primero y más elemental de sus derechos.

Incluso en caso de violación no es lícito el aborto. ¿Es que vamos a remediar una injusticia con otra mayor? Si la violación es una injusticia, que se castigue al violador, pero no condenar a muerte al niño que no tiene culpa de nada.

Las naciones unidas declaran «El niño necesita una apropiada protección legal antes y después de nacido». La OMS invita a los gobiernos que reconozcan el derecho a la vida desde el momento de la concepción, en que comienza la vida humana.

El artículo tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: «Todo individuo tiene derecho a la vida».  Por lo tanto es claro que desde el primer momento ese nuevo ser, es una persona humana. Está amparada por los Derechos Humanos. Eliminarlo es eliminar a un ser humano.

Por todo ello,  toda persona que defiende la vida debe oponerse al aborto con todos los medios legales a su alcance. Está claro que es inmoral, injusto, egoísta y criminal el aborto voluntario.

Seguro es, que una madre que tiene conciencia de la vida y el aprecio al nuevo ser, dudará mucho en recurrir a estas prácticas.

Guillermo Siles Paz, OMI. Misionero y comunicador.
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Género
La iniciativa de los ciudadanos se realiza todos los viernes en La Paz, como preámbulo para el evento central del próximo 28 de septiembre del Día Internacional por la Despenalización del Aborto en América Latina y El Caribe.
Género
“Los medios de comunicación uruguayos tomaron esto como noticia solo cuando provenía del ámbito político y entonces le daban importancia, pero cuando provenía del ámbito policial, se quedaba en él y no desarrollaban el tema”, señaló Sanseviero
Género
“No (hay fecha) porque la información complementaria que debe emerger del despacho del magistrado relator va a establecer cuándo se va a reanudar el plazo (para la emisión del fallo)”, dijo Rudy Flores.
Género
“Si estamos buscando la legalización del aborto también estaríamos buscando la pena de muerte, queremos manifestarnos en ese sentido, la Confederación primero va a defender de Constitución Política del Estado aprobado con mucho sacrificio”, dijo el dirigente campesino Damián Condori.
Género
El Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro (CLACAI) y otras Organizaciones No Gubernamentales (ONG) analizan en “privado” los “Avances y perspectivas sobre el aborto inseguro en la región Andina”, en la ciudad de La Paz.

UN DEBATE QUE NO SE ACALLARÁ

Jenny Ybarnegaray Ortiz

Pese a quien pese, el debate en torno a la despenalización del aborto en Bolivia, no se acallará. Los medios pueden darle mayor o menor espacio, la gente puede darle mayor o menor atención, el gobierno puede hacerse el desentendido. No obstante y pese a ello, nosotras, las mujeres que hemos optado por una posición irrenunciable de defensa de nuestro derecho a decidir sobre cualquier asunto que nos concierne, sea público o privado, y nuestros aliados varones (que no son pocos), vamos a continuar exigiendo en todos los espacios pertinentes, que el tema sea debatido.Esta exigencia por el debate no es capricho ni ganas de irritar a nadie (aunque sabemos que irrita profundamente a alguna gente), es un deber ineludible cuando lo que sale a la luz son, al menos, dos constataciones inocultables.

La primera y más clara es que ninguna condena o amenaza de ella logra impedir que una mujer que ha decidido interrumpir voluntariamente un embarazo, deje de hacerlo por ese hecho. Entonces ¿a qué o a quién sirve la penalización? Sólo sirve para sostener un barniz de “moralidad” hipócrita que no tiene otro sustento que el miedo a que las mujeres alcancemos nuestra plena autonomía. La sola idea de que algún día todas las mujeres levantemos cabeza y dejemos de someternos al poder patriarcal para decidir por nosotras mismas, genera un profundo terror en todos los circuitos del poder constituido. Ese día se les caerá la estantería de sus argumentos “naturalistas”, “biologistas”, “éticos”, sobre sus propias cabezas y se les acabarán los privilegios que se han auto-conferido en más de cinco milenios de patriarcado.

La segunda es que la penalización del aborto sólo conduce a las mujeres que deciden hacerlo a los oscuros recovecos de prácticas inseguras, insanas y perversas con graves riesgos para su salud y su vida. Cuanto más pobres y más jóvenes sean y cuanto menos informadas estén, más oscuros y riesgosos serán los lugares a donde lleguen con su decisión. En otras palabras, la penalización del aborto sólo genera un grave problema de salud pública con grave riesgo de muerte para las mujeres. El Estado y sus autoridades no pueden continuar eludiendo su responsabilidad ante esta realidad porque, por acción y omisión, están incurriendo flagrantemente en la figura penal de “incumplimiento de deberes”.

Quienes se oponen al aborto –en su mayoría varones–imbuidos de una soberbia impresionante, presumen ser defensores de “la vida” del no-nato como si hubiesen recibido el “don divino” de escuchar su “deseo de vivir”. Semejante impostura ya raya en el delirio y, francamente, nos hemos cansado de discutir con estos sujetos, varios de los cuales no han dudado en condenarnos al fuego eterno del infierno y/o nos han ofrecido sus fervorosas oraciones por la salvación de nuestras impías almas. Nadie se las ha pedido y pueden reservarlas para sí mismos, para cuando lleguen muy contentos allá donde suponen que llegarán algún día como premio a su buen comportamiento (lo llaman cielo) y el soberano de las nubes les diga, “aquí no entras porque fuiste cómplice de homicidio cada vez que una mujer murió en manos de un inmundo cucharillero”.

Como señalan varias de mis amigas feministas, el debate no es entre los supuestos bien intencionados fundamentalistas religiosos y nosotras. El debate debe darse, por una parte, entre nosotras (acompañadas de nuestros aliados) y el Estado; y por otra parte, también puede darse (si así lo quieren) entre ellos/ellas y el mismo Estado, a ver quién logra ponerle en razón. Nosotras apelamos a la CPE y a los tratados internacionales como fundamento del “deber ser” de un Estado, presuntamente “independiente de las religiones” (Art. 4) que tiene el deber ineludible de garantizarnos el pleno ejercicio de nuestros derechos humanos, entre otros, a nuestros derechos sexuales y nuestros derechos reproductivos (Art. 66). Ellos/ellas apelan a los libros religiosos y particularmente a la Biblia como fundamento de su visión del mundo, sin haberse enterado siquiera que en ese libro no existe una sola mención al aborto como “pecado”, según pude escuchar en boca de teólogos/as entendidos/as en la materia.

Sabemos que entre las filas del oficialismo priman posiciones extremadamente conservadoras al respecto. Eso ya no sorprende o debiera de sorprender a nadie, porque entre el discurso “del cambio” y la práctica política cotidiana hay un giro de ciento ochenta grados hacia el tradicionalismo más recalcitrante en todos los aspectos que se quiera analizar. No obstante, en medio de la confusión inicial que suscitó la noticia sobre la presentación del “recurso abstracto de inconstitucionalidad” al TCP, surgieron voces discordantes pronunciándose al menos a favor de poner el temaen debate, si no a la propia despenalización del aborto. El silencio más llamativo proviene de la senadora Gabriela Montaño, antigua militante a favor de esta causa y sólo ella sabrá por qué lo hace. Lo cierto es que, a pesar de que los mandamases procuran imponer “hegemonía ideológica” en esta organización política, lo que queda en evidencia es que no hay tal, que ahí también existe gente que piensa de manera diferente y que eventualmente podría abrirse al debate.

La pregunta de fondo es ¿cuál será el instrumento que elegirán las autoridades de este país para orientar sus acciones y sus decisiones con relación a este tema en particular? Si eligen la Biblia, que quemen la CPE y convoquen a una nueva Asamblea Constituyente para declarar a Bolivia, ya no “estado plurinacional”, sino  “estado teocrático de religión única”. Si eligen la CPE, que actúen en consecuencia y se pronuncien a favor de la despenalización del aborto porque, definitivamente, la penalización del aborto constituye una franca negacióndel artículo 66, entre otros muchos que ya fueron expuestos en el mencionado recurso.

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Cultura
“Micaela”, en La Paz. La obra presenta la mirada sobre la realidad social, la legalidad y las luchas de algunos sectores por la legalización del aborto en Bolivia, Ecuador y Perú.
Género
Que el aborto esté penalizado no impide que suceda el mismo sino empuja a las mujeres, que lo necesitan, efectuarse en la clandestinidad, exponiéndolas a múltiples peligros para su salud, su integridad física y hasta su vida, argumenta la Coordinadora de la Mujer (CM).
Política
Patricia Mancilla, diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS) que presentó ante el TCP un recurso abstracto contra 13 artículos del Código Penal -5 referidos al aborto-, reapareció hoy y se negó a emitir criterio sobre los motivos que la llevaron a tomar esa decisión.

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